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Reseña de libro: Por qué me fui de Goldman Sachs



Revista: Business Week
Tema: Desarrollo personal
Fecha: Octubre 2012
Goldman Sachs, así como Greg Smith lo relata en Por qué me fui de Goldman Sachs, no trataba a sus clientes muy bien. Él estaba tan molesto acerca de esto que decidió renunciar. Pero en vez de dar la notificación de preaviso de dos semanas y dirigirse a algún bar para celebrar sus 12 años en la compañía, Smith envió un editorial al New York Times. Luego él recogió sus pertenencias que estaban en su oficina de Londres un sábado por la noche cuando sabía que nadie estaría ahí y tomó un vuelo de vuelta a Nueva York. El artículo salió publicado al siguiente lunes, el 14 de marzo de 2012. A esto se le sumó un montón de medios de comunicación y una negociación de US$ 1,5 millones por la publicación de un libro.

Para algunos, él fue un héroe: un hombre de principios exponiendo el poder oscuro que le tomó el pelo a sus clientes mientras la empresa se enriquecía, dando la cara por una institución que él amaba. Para otros, él era un soplón, un tránsfugo de la peor calaña interesado en sí mismo. En este orden de ideas, un hombre de principios que considera que una empresa no está tratando bien a sus clientes debería contactar a RRHH y poner en marcha el papeleo correspondiente que defienda los valores empresariales.

La cultura secreta de Goldman Sachs ha sido por mucho tiempo tanto un punto de orgullo para la empresa como una fuente de molestias para aquellos que no se encuentran dentro, razón por la cual han sido analizados tan obsesivamente todos los aparentes y triviales recortes de papel en el editorial de Smith –una práctica que sin duda continuará con el libro. Por ejemplo, en su artículo original y en una sección correspondiente del libro, Smith relataba que los operadores de bolsa en Londres a veces llamaban a sus clientes “muppets”. Eso no significaba expresar que los clientes eran graciosos o que a menudo desafinaban al cantar una canción, sino que eran poco inteligentes y además fáciles de manipular. Existe un debate de cuán descalificativo es referirse a una persona como un “muppet”, o si de verdad el término fue utilizado en la empresa. James Stewart, un columnista del New York Times, reporta que el calificativo “muppet” pertenece a una jerga común en Londres. Goldman Sachs contrató a especialistas forenses para ubicar correos electrónicos de la compañía con la mención del término “muppet”. El resultado, parte de un documento de nueve páginas, fue entregado a Bloomberg News como avance de la publicación del libro. Ellos consiguieron un montón de referencias relacionadas con el nuevo film de Los Muppets, pero sin clientes parecidos a la Rana René.

La conversación acerca del libro se ha convertido en un referéndum hacia Greg Smith como persona. Es una batalla dura para que Smith la gane, al menos mientras se retrate a sí mismo de forma impresa. Él no está consciente de cuán sorprendente piensa que él es. En su relato, él es el perfecto empleado, realizando sus labores con muy pocos errores. A él y a un colega, escribe, se les llegó a conocer como los “tipos que, si usted necesitara colocar el balón en las manos de alguien durante los últimos minutos del juego, no iban a echarlo a perder bajo presión”.

En cuanto al interés por amor, Goldman Sachs parece haber disfrutado de su arreglo en común con Smith mientras duró. Smith era bien remunerado. Él ganaba US$ 200.000 anuales en sus años como socio y US$ 500.000 al año por estar al timón del lado londinense del negocio de mercado de capitales. Pero la empresa tenía otros intereses, y cuando Smith se volvía en contra de la realidad del negocio demasiadas veces –usted es realmente lo que gana, y el cliente nunca importará más que eso– se sentía inconsolable. Así que escribió la carta de rompimiento amoroso más leída en todo el mundo. La lección contenida en el libro es tan útil para los administradores de fondos que intentan que se ejecute una orden y para capitanes de empresas que se sientan a observar una fusión así como lo haría un nuevo empleado disfrutando de sus primeras ventajas dentro de la empresa. No ame tanto a una institución financiera, no importa cuán bien ésta le haga sentir a veces. A fin de cuentas, ella nunca le retornará el amor.




Este es el resumen del artículo "Reseña de libro: Por qué me fui de Goldman Sachs" publicado en Octubre 2012 en la revista Business Week.

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