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La presidente y los cacerolazos



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Argentina
Fecha: Septiembre 29, 2012
Cada político argentino sabe que el sonar de cacerolas indica problemas. En 2001, después de que el gobierno congelara las cuentas de banco, residentes furiosos de Buenos Aires llevaron a cabo cacerolazos hasta que el presidente renunció. El 13 de septiembre le tocó a la presidenta actual, Cristina Fernández. Decenas de miles llenaron las calles de la capital llevando implementos de cocina. Ya en 2008 los campesinos la cacerolearon cuando trató de subir los impuestos sobre las exportaciones de frijol de soya. Tres años después, fue reelegida. Pero el último cacerolazo parece más un punto de viraje que un tropiezo. La razón principal es que la economía ha perdido su ímpetu. Entre 2003 y 2011, la tasa de crecimiento promedio anual fue de 7.7%, la segunda más alta de América Latina. Este año, aun por los cuestionables cifras oficiales, es la más baja.

Se han estado construyendo distorsiones por años bajo Fernández y su fallecido esposo y predecesor, Néstor Kirchner. Los topes a los precios han suprimido las inversiones en energía y llevado al Tesoro a subsidiar importaciones de combustible. El gasto público se ha inflado, produciendo un déficit fiscal primario de un 3% del PIB. Gracias a la pelea de los Kirchners con el FMI, Argentina solo puede conseguir crédito externo a elevadas tasas de interés. El Banco Central ha imprimido pesos y la inflación está alrededor del 25%. Hasta ahora la economía ha crecido gracias a los altos precios de sus productos agrícolas y las exportaciones a Brasil, pero este año la sequía resecó los campos de frijol de soya, Brasil está en un punto muerto y el país tiene US$ 18 mil millones de deuda y otros pagos sin refinanciar. Desesperado por divisas, el gobierno impuso restricciones a las importaciones y las transacciones en moneda extranjera, y asustó a los inversionistas expropiando una participación mayoritaria en YPF, la petrolera nacional, que pertenecía a la Repsol de España.

Un segundo problema para la presidenta es que ha alienado grandes trozos de su amorfo movimiento peronista. Kirchner trató diestramente a los barones, alcaldes y uniones que podían reunir muchedumbres en las calles y votantes en las votaciones. Desde que enviudara en 2010, Fernández ha marginado a muchos aliados de su esposo, descansando en un grupo de activistas jóvenes izquierdistas guiados por su hijo Máximo. La crítica situación del efectivo de este año ha traído conflictos con la maquinaria peronista. Los trabajadores han visto sus salarios netos caer en términos reales. Se han reducido las transferencias discrecionales a provincias y municipalidades en los últimos dos años. También se ha alienado a la clase media, y ahora son secciones de esta las que están sonando cacerolas, decepcionadas por el declinar de los servicios y la seguridad pública, y por los controles para el acceso a los dólares y tasas de interés reales negativas, que les hacen difícil viajar o ahorrar. La presidenta usa a la agencia de impuestos para perseguir oponentes, e interrumpe los programas televisivos para trasmitir sus discursos.

La suerte de Fernández probablemente mejorará antes de las elecciones legislativas de octubre del 2013. El prospecto de una mejor cosecha, un rebote con Brasil y una más fácil programación del pago de la deuda podrían significar un relajamiento del aprieto económico y comprar otra vez la lealtad de los operadores peronistas vacilantes. Además, la oposición está fragmentada y carente de líderes. Pero Fernández va a necesitar más que un modesto rebote si quiere prolongar su agarre al poder. No tiene un aparente heredero y algunos de sus aliados han sugerido un cambio en la Constitución para que pueda optar por una tercera elección. Una enmienda constitucional requiere dos tercios de los votos de ambas cámaras del Congreso, lo que parece difícil de obtener. Y las encuestas sugieren que el público se opone a la idea. Pero Fernández ya ha vencido las probabilidades antes, y nadie puede cuestionar su hambre de poder.




Este es el resumen del artículo "La presidente y los cacerolazos" publicado en Septiembre 29, 2012 en la revista The Economist.

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