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Revista: América Economía
Tema: Política
Fecha: Octubre 2012
Los más de 33 millones de estadounidenses que encendieron sus televisores para ver la coronación de Mitt Romney como candidato presidencial del partido Republicano se llevaron una sorpresa. Su hijo Craig afirmó que Romney sabe que EUA “es una nación de inmigrantesâ€. Un mensaje poco novedoso salvo por el idioma utilizado: el español. Pocos días después, otros 35 millones de estadounidenses que sintonizaron la convención del partido Demócrata vieron a Benita Véliz hablar sobre la necesidad de reformar las leyes de inmigración, pronunciamiento que tampoco tendría nada de especial si no fuera porque la joven, de 27 años, es indocumentada. En ambos casos los máximos exponentes de la hispanidad desempeñaron un rol estelar. Marco Rubio, el popular senador cubano-estadounidense de Florida, presentó a Romney cuando éste salió a aceptar su nominación. Por los demócratas, Julián Castro, alcalde de San Antonio, Texas, estableció un hito histórico al convertirse en el primer hispano que pronuncia un discurso principal en una convención de ese partido.

Las señales sobre la importancia del voto hispano en EUA se vienen multiplicando hace años, y tanto demócratas como republicanos vuelcan cada vez más recursos para ganarlo. Es el peso abrumador de la demografía: de 35 millones en 2000, los latinos aumentaron a 50 millones en 2010. Según datos del último censo, un 45% de ese crecimiento se produjo en ocho estados: Arizona, Colorado, Florida, Georgia, Nevada, Carolina del Norte, Texas y Virginia. Cinco de ellos son considerados ahora swing states, es decir, aquellos que pueden cambiar de resultado entre una elección y otra y, por tanto, decidir el resultado final. “En 2008 el voto hispano fue un factor decisivo en la victoria presidencialâ€, dice la directora de Participación Cívica e Inmigración del Consejo Nacional de La Raza, ONG que vela por los intereses de los hispanos en EUA.

La situación es particularmente notoria en estados como Carolina del Norte y Virginia. Se agrega que la crisis hipotecaria –cuestión que implica cambio de domicilio y la necesidad de volver a registrarse– también diluye la fuerza electoral latina.

Según datos del Centro Hispano Pew, a nivel nacional los latinos vienen votando a favor de los demócratas por una relación de dos a uno. En las legislativas de 2006 el 69% votó por representantes de ese partido, y en las elecciones presidenciales de 2008 un 67% votó por Barack Obama frente al 31% del abanderado republicano, John McCain. El peso del voto latino también se determina por la participación final de otros bloques. Hay estimaciones de que en 2004 el ex presidente George W. Bush ganó debido a un aumento de un 40% en el voto latino. Colorado, Nevada y Florida (cada uno con una importante población latina) votaron por los republicanos en 2004, pero en 2008, con un electorado latino incluso más grande, votaron por Obama.




Este es el resumen del artículo "Dame tu voto" publicado en Octubre 2012 en la revista América Economía.

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