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Los desafÃos de la nueva fiebre minera en América Latina |
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| Cuando el Gobierno de la República Dominicana se retiró de la mayor mina de oro del paÃs –Pueblo Viejo– hace 13 años, el lugar parecÃa destinado al abandono. A pesar de contar con enormes reservas, el historial de toxicidad de la mina y los bajos precios del metal precioso, negociado entonces a US$ 300 la onza, fueron los principales motivos del poco interés demostrado por parte del sector privado en el proyecto. La mina quedó paralizada durante años y todo indicaba que quedarÃa abandonada de forma permanente. Pero hoy en dÃa hay equipos trabajando en la retirada de toneladas de tierra del lugar que deberÃan convertirlo en una de las mayores minas de oro a cielo abierto. Una joint venture encargada de la gestión de la mina cree que el oro deberÃa alcanzar precios récord.
Operaciones como la de Pueblo Viejo indican que la minerÃa ha regresado a América Latina. El aumento del precio de los metales –desde los preciosos, como el oro y la plata, hasta el cobre y el mineral de hierro– ha suscitado una rápida expansión del sector minero latinoamericano. De México a la Patagonia, las compañÃas mineras están haciendo exploraciones sin precedentes, y los gobiernos están cosechando los beneficios de eso.
El impacto financiero de la minerÃa es visible en las cifras de la economÃa. La Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (ECLAC) constató que el sector minero fue responsable del 6,1% del producto interno bruto (PIB) de la región en 2011, lo que representa un aumento del 4,3% con respecto a un breve periodo de diez años. En términos financieros, eso significa que la participación de la minerÃa en la economÃa pasó de US$ 90.100 millones a US$ 305.800 millones en 2011. Pero con el crecimiento del sector, crecieron también los conflictos medioambientales y la inquietud social. Por toda América Latina, las personas se han manifestado contra las minas por su impacto sobre el medio ambiente o porque las empresas no cumplieron con las expectativas de creación de empleos y de beneficios sociales.
La minerÃa es tanto un desafÃo como una oportunidad. Si hubieran leyes adecuadas y la participación de todas las partes interesadas, los gobiernos latinoamericanos se beneficiarÃan de la fiebre minera. Es evidente el reconocimiento por parte de las empresas mineras de que se necesitan desarrollar prácticas sociales responsables. Las compañÃas mineras socialmente responsables crearon patrones internacionales para evitar la contaminación y para la recuperación del medio ambiente en las operaciones de minas a cielo abierto y en su posterior cierre. Pero hay conflictos por todas partes. Un estudio de 2012 de la Universidad de Nuevo México constató la existencia de por lo menos 120 episodios de conflictos sociales en América Latina relacionados con la minerÃa.
Argentina, que produce cobre, oro, plata, plomo y otros metales, pasó por un periodo de retroceso en años recientes. "No es que las comunidades estén básicamente contra las minas", observa Steffen Boehm, director del Instituto de Sostenibilidad de Essex de la Escuela de Negocios de la Universidad de Essex, en Colchester, Reino Unido. Boehm está dispuesto a concluir un estudio acerca de los movimientos sociales contrarios a la minerÃa en las inmediaciones de Andalgalá, en las montañas argentinas ricas en minerales. "Pero cuando los empleos no aparecen, asà como el resto de las cosas prometidas, las comunidades reaccionan".
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Este es el resumen del artículo "Los desafÃos de la nueva fiebre minera en América Latina" publicado en Noviembre 27, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.
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