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Del paraÃso al infierno | 
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| Uruguay ya no es el paÃs de envidiables Ãndices sociales. Su viejo modelo económico, basado en los atractivos del sistema financiero para seducir a los ahorristas de paÃses vecinos (y alimentando el déficit del Estado) que le habÃa ganado el visto bueno de las calificadoras internacionales, quebró a mediados del año pasado.
El endeudamiento ha pasado en los últimos cuatro años del 40% del PIB al actual 110%, manteniendo intacta la estructura burocrática de su aparato estatal. Ahora enfrenta vencimientos de los servicios de su deuda con los organismos multilaterales de crédito en los próximos años equivalentes al total de sus exportaciones, una tasa de desempleo del 17,5% y una economÃa con cuatro años de recesión.
Uruguay no recurrió a la privatización, sino que mantuvo los monopolios estatales en los servicios públicos. Pero en la actualidad, este esquema no puede sostenerse, de allà que han surgido algunas iniciativas legales para permitir la incorporación de un socio a la petrolera estatal Ancap (lo que deberá contar con la aprobación del pueblo en diciembre próximo).
En cuanto al actual mandato, Jorge Batlle negoció el canje voluntario del 93% de los bonos de la deuda pública; asÃ, durante los próximos cinco años, el paÃs deberá honrar los vencimientos de la deuda con los organismos multilaterales de crédito. Para ello, el gobierno se comprometió a la difÃcil meta de generar un superávit primario del 3,25% del PIB con la esperanza de que los primeros meses aumenten los ingresos.
Pero para algunos ésa es una polÃtica suicida. Se trata de una economÃa donde sólo una cuarta parte está atada al comercio internacional y el resto depende de un mercado interno ya deprimido, tras la caÃda de un 30% de los ingresos de las familias en los últimos cuatro años. Además del freno al consumo, la incertidumbre polÃtica puede colocar más obstáculos a la salida de la crisis (el año que viene será electoral). El Frente Amplio, una coalición que reúne desde socialdemócratas moderados hasta radicales de izquierda, aparece como amplio favorito para suceder a Batlle. Si esto sucede también caerÃa el tradicional bipartidismo entre el Partido Colorado y el Partido Nacional.
Con mayor o menor gradualismo, Uruguay está en condiciones de extraer más jugo de sus ventajas competitivas. Cuenta con un rico sector agropecuario, dispone de recursos humanos bien formados, puede explotar mucho más el turismo. Y la logÃstica, por su ubicación geográfica, también puede ser favorable. Las herramientas están a la vista y Uruguay necesita definir cuanto antes qué lo sucederá.
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Este es el resumen del artículo "Del paraÃso al infierno" publicado en Octubre 2003 en la revista América EconomÃa.
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