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Minería en América Latina: ¿Serán los países y empresas capaces de compartir de esa riqueza?



Durante años, el récord alcanzado por los precios de metales como el oro, plata y cobre, la mayor demanda de commodities y la exigencia de los stakeholders (accionistas) de obtener mayores beneficios llevaron a las empresas mineras a expandir sus operaciones en regiones hasta entonces inexploradas. Antes limitada a países propicios a la minería, como Perú y Chile, las economías de menor tamaño, como la República Dominicana y otras de América Central, experimentaron un crecimiento espectacular de esta industria.

En la época en que los precios de las commodities estaban más bajos, muchos lugares eran considerados demasiado caros para la minería. Pero cuando los inversores comenzaron a poner su dinero en metales preciosos y las economías en expansión, como la china, empezaron a demandar más metales, las empresas mineras comenzaron a entrar en países que antes serían considerados demasiado caros.

Es el caso del oro. Hace diez años, la onza se negociaba a cerca de US$ 400. En otras palabras, eso significaba que solamente era factible, desde el punto de vista financiero, la explotación de depósitos grandes y rápidamente accesibles. El metal precioso, sin embargo, utilizado como protección contra la inflación, alcanzó un máximo de US$ 1.921 la onza en septiembre de 2011. En lugar de concentrar sus operaciones en los cuatro grandes países de minería de oro –Canadá, EUA, Sudáfrica y Australia– las empresas comenzaron a aventurarse en países menores, muchas veces poco estables políticamente. Varios países latinoamericanos que tenían pocas minas o ninguna a gran escala inmediatamente se convirtieron en blanco de las grandes empresas mineras de oro.

Los gobiernos de esos mercados también intentaron capitalizar los precios elevados de las commodities obligando a las compañías mineras a pagar más royalties y mayores impuestos al mismo tiempo que endurecían la regulación. En 2011, Chile y Perú, líderes suramericanos en el sector de la minería, figuraron entre los muchos países del mundo en elevar el valor de los royalties, que son cobrados según los ingresos, y no los beneficios. Otros países amenazaron con nacionalizar partes de las operaciones.

La minería en países extranjeros, sobre todo en el mundo en desarrollo, es una iniciativa arriesgada. Economías, como la chilena, crecieron, en parte, gracias a la industria. Sin embargo, muchos de los gobiernos extranjeros y de las organizaciones de activistas se concentran en la minería, que consideran una amenaza neoliberal. Debido a su naturaleza exploratoria, la minería es vista por los que se oponen a ella como algo invasivo que intenta esquilmar los recursos naturales dejando tras de sí poco más que la destrucción del medio ambiente.

Protestas, campañas contrarias a la minería y una red bien establecida de grupos de derechos humanos y de activistas se juntan para agitar las actividades de las minas, presionar a los accionistas a que tomen alguna medida y hacer lobby junto a los gobiernos para que aprueben leyes más duras.

Esos disturbios tienen impacto directo sobre los beneficios. Witold J. Henisz, uno de los directores de la empresa de consultoría PRIMA LLC de Washington, especializada en riesgos políticos, dice que las empresas perdieron miles de millones de dólares antes de darse cuenta de que merece mucho más la pena trabajar con las comunidades y con los stakeholders. Cambiar el enfoque hacia la participación del stakeholder "generalmente comienza después de perder cerca de US$ 1.000 millones. Si empiezas a poner una montaña de ceros en algo, el consejero delegado y el director financiero dicen, 'algo tiene que cambiar'", dice Henisz. La necesidad de trabajar de manera eficaz con los stakeholders se intensificará en los próximos años en vista de la previsión de caída continua de los precios de las commodities. En junio, el mercado de futuros del oro, por ejemplo, cayó a US$ 1.373,50 la onza en Comex de Nueva York. Los precios más bajos ya llevaron a las empresas de gran tamaño a dar marcha atrás en sus planes de expansión.

Los precios de las commodities pueden no volver a los niveles récords registrados en los últimos años, pero no hay duda de que se recuperarán. Pero las empresas que dan prioridad al corto plazo están dando pie a dificultades de largo plazo, dice Henisz. "Las que dan prioridad a la implicación de los stakeholders y a su integración serán las más pujantes".




Este es el resumen del artículo "Minería en América Latina: ¿Serán los países y empresas capaces de compartir de esa riqueza?" publicado en Junio 25, 2013 en la revista Knowledge @ Wharton.

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