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Los despachos de abogados españoles ponen rumbo a Latinoamérica… ¿Y viceversa?



Revista: Knowledge @ Wharton
Tema: Legal
Fecha: Diciembre 2013
El derecho anglosajón es la referencia mundial en el ámbito legal, lo que ha impulsado el crecimiento internacional de los grandes despachos de abogados estadounidenses y británicos, que acostumbran a ser los líderes en los mercados en los que están presentes. La gran excepción es el sector legal español, donde frente a la fuerza que tienen los despachos anglosajones, brillan las firmas nacionales, como Garrigues, Cuatrecasas o Uría. En algunos casos, su tamaño es tan grande que, por ejemplo, Garrigues es el primer despacho de Europa continental por facturación y número de profesionales, un hito teniendo en cuenta que su negocio prácticamente depende del mercado local.

Sin embargo, fuera de las fronteras nacionales, los bufetes españoles tienen una presencia muy escasa. Según los últimos datos del ranking de bufetes que elabora el diario económico Expansión, prácticamente ningún despacho español consigue más de un 10% de su negocio fuera de sus fronteras. Aun así, ocupan los primeros puestos en la clasificación de bufetes de Europa continental, en lucha directa con las firmas anglosajonas, que no sólo son líderes en sus respectivos países, sino también en la mayoría de las regiones donde se han instalado.

Con un escenario de crecimiento constante en su mercado doméstico, los bufetes españoles apenas se han internacionalizado y no han aprovechado regiones como Latinoamérica, donde el derecho local está inspirado en la legislación española por la tradición histórica y los lazos comerciales a ambos lados del Atlántico. De todos modos, en los años anteriores a la crisis financiera internacional de 2008, y siguiendo a sus clientes en su expansión al otro lado del Atlántico, algunos despachos sí que aprovecharon, aunque tímidamente, para desembarcar en la región, principalmente a través de alianzas. Sin embargo, la crisis puso punto y final a esta salida al exterior y acabó con los planes de crecimiento de los despachos, hasta el punto de que algunos incluso tuvieron que replegarse.

Pero este escenario está cambiando. En los últimos seis meses, se ha desatado una carrera por establecerse definitivamente en Latinoamérica. El crecimiento económico de esta región en los últimos tiempos ha despertado el interés de los despachos anglosajones, pero también de los españoles, que quieren expandir su negocio animados por la internacionalización de sus clientes, que han visto en América Latina la oportunidad de diversificar geográficamente sus actividades y depender en menor medida de las ventas domésticas para recuperar su cifra de negocio. El paso más grande lo ha dado Garrigues, que acaba de anunciar que va a ejercer el derecho local en Colombia, Perú y México, además de iniciar contactos con posibles socios en Ecuador, Argentina, Venezuela, Costa Rica y Panamá; una decisión sin precedentes en el sector legal español.

A la hora de abarcar Latinoamérica, los grandes despachos multinacionales, la mayoría procedentes de EUA o Reino Unido, tienen más músculo financiero que las firmas españolas, lo que les permite aterrizar con estructura propia. Aun así, estas firmas están estudiando la mejor fórmula para entrar y suelen recurrir a sus oficinas en Madrid o Barcelona para diseñar la estrategia por los lazos culturales. Por ejemplo, DLA Piper fichó hace unos meses al ex presidente del Gobierno español José María Aznar como asesor de su consejo internacional. Tal y como explica Juan Picón, único español en la cúpula directiva mundial del despacho, este fichaje no es para apoyar el negocio en España, sino para contribuir al plan de desarrollo de la firma de abogados en Latinoamérica.

En el caso de los despachos españoles, la mayoría se ha inclinado por establecer alianzas o acuerdos de “best friends”, que en la jerga legal significa trabajar en exclusiva con un socio local en cada país, e incluso se ha optado por compartir las oficinas de bufetes latinoamericanos y españoles a ambos lados del Atlántico para reducir costes a través de intercambios de abogados. Esto se debe a que el principal riesgo que perciben los expertos en los planes de internacionalización de los despachos de abogados es meramente financiero. Los despachos más importantes de España están despidiendo a empleados y antes de embarcarse en un nuevo proyecto, necesitan tener asegurada cierta facturación. Por eso, a medida que las alianzas vayan garantizando una mayor carga de trabajo, los bufetes más modestos podrían plantear fusiones entre iguales e, incluso, desembarcar con oficinas propias. El problema para que esta fórmula funcione en ambos sentidos es que todavía es pronto para que el flujo de actividad comercial esté equilibrado para ambas partes, ya que las empresas españolas siguen teniendo más actividad en Latinoamérica que al contrario, aunque cada vez hay más intereses de empresarios de esta región por desembarcar en Europa a través de España.

Pese a ello, hasta que este cambio de tendencia no sea una realidad, los expertos no creen que los despachos latinoamericanos aterricen en España en el corto plazo. Se cree que su desembarco en el país es una cuestión compleja. Esta decisión puede verse favorecida por un tema de números (está aumentando la inversión latinoamericana en España) y si el volumen de trabajo en España es suficientemente atractivo para abrir una oficina propia en Madrid o Barcelona, algunos se podrían animar. Sin embargo, hay otros factores en juego que pueden retrasar esta toma de decisiones, como la cultura de la firma, es decir, el interés que tengan estos despachos por acompañar a sus clientes fuera de Latinoamérica o bien cederlos a su red de alianzas a firmas españolas y seguir centrados en el mercado doméstico, como durante años han hecho los despachos españoles. Además influyen las previsiones de crecimiento del país de origen, ya que, los bufetes tienden a internacionalizarse en función de sus clientes y para eso es necesario que la economía del país siga al alza y sus empresas den el salto al otro lado del Atlántico a través de operaciones en España.

Según una encuesta que realizó el diario Expansión en septiembre de este año entre los socios directores de los principales despachos de abogados con actividad en España, en la próxima década se espera que una gran firma internacional protagonice una gran fusión con algún despacho nacional de referencia, pero para que ese interés se genere, es clave la presencia en Latinoamérica. Sin embargo, según se desprende del mismo estudio, no habrá que esperar tanto para que se produzca el primer desembarco de un despacho latinoamericano en España, ya que los expertos calculan que se producirá en los próximos cinco años. Así y todo, éstos no se atreven a aventurar ningún nombre, porque el desarrollo del tejido empresarial en el ámbito legal en Latinoamérica todavía no se ha desarrollado lo suficiente como para dar lugar a grandes firmas de abogados nacionales, ya que, de momento, en el sector predominan lo que se conocen como boutiques, es decir, pequeños bufetes especializados en ámbitos concretos del derecho.




Este es el resumen del artículo "Los despachos de abogados españoles ponen rumbo a Latinoamérica… ¿Y viceversa?" publicado en Diciembre 2013 en la revista Knowledge @ Wharton.

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