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¿Son los progresistas de hoy en día en realidad totalitarios?



Revista: Forbes
Tema: Política
Fecha: Enero 2014
Posiblemente el más poderoso y dañino eufemismo en la política actual es “progresista”. Está surgiendo un patrón para hacer valer que el gobierno controle todo. Control gubernamental…en el nombre de la justicia económica y social, por supuesto. Hay otra palabra para esto: totalitario. Los fines de la misión progresista son idénticos a los de los clásicos liberales, libertarios y conservadores de principios: poder para el pueblo sobre el gobierno; oposición a los monopolios corporativos; en favor del interés público; de la justicia económica y social. Fue inteligente por parte de los progresistas apropiarse de estos valores y ganar prestigio por este medio. Pero los medios(y los verdaderos resultados) son tan importantes como los fines declarados. Y los medios progresistas reinantes por ahora, se están convirtiendo en una criatura orwelliana.

Vamos a calificar el impuesto por ingresos “progresista”. Y el Sistema de Reserva Federal. La evidencia empírica indica que ellos crean mucha más miseria que progreso. El progresista habla sobre…progreso… y de “ganar para la gente el completo poder sobre el gobierno”. Mientras tanto, asegura, o al menos deja implícito, otro aspecto de la agenda progresista: ganar el completo poder del gobierno sobre el pueblo. Por el propio bien del “pueblo”, por supuesto. Completo poder del gobierno sobre el pueblo es, por supuesto, totalitarismo. La confusión aparece porque muchos axiomas que subyacen a muchas agendas democráticas y reclamos de ala izquierda, están velados. Al ser develada, la agenda democrática comienza a ganar coherencia. Para los liberales clásicos, esa coherencia es ominosa. Si al ser develados, los axiomas son totalitarios en su esencia, esto explicaría el desconcertante e implacable asalto, en curso, dirigido a la estructura gobernante de la Constitución, contra las libertades civiles, explícitamente protegidas por la Ley delos Derechos Civiles, y dirigida a aquellos que toman partido por el orden político clásico liberal y republicano con r minúscula.

Esta figura literaria liberal favorita, “la Constitución viviente”, resulta ser una astuta demanda para liberar a los funcionarios del gobierno de tener en cuenta lo que la Constitución dice explícitamente. La Constitución, explícitamente, es la Ley Suprema de la Nación. No hay ninguna otra forma honesta de ver en ella al Darwinismo que seguir el consejo del totalitarismo. Muchos progresistas están actualmente conduciendo una guerra abierta a la Constitución. Para un totalitario, ya que el “gobierno a cualquier nivel debe estar involucrado activamente” en nuestras vidas, cualquier cosa que se pare en el camino del gobierno es, ipso facto, mala. La visión totalitaria del mundo está comenzando a sangrar por los poros del movimiento progresista.

La idea de que el poner al gobierno a cargo (totalitarismo) curará nuestras aflicciones es una forma de Utopía romántica. El mundo ha tenido muchos flirteos con el totalitarismo y todos terminaron en lágrimas. Nuestra actual cosecha de totalitarios y simpatizantes de ellos, es mucho más bonita, elegante y agradable que la de sus predecesores. Pero el totalitarismo no es benigno. Analicemos lo que escribió George Orwell, en una carta con fecha 18 de mayo de 1944, hablando de la situación mundial: “los intelectuales tienen una perspectiva más totalitaria que la gente común… Muchos de ellos están perfectamente preparados para los métodos dictatoriales, la policía secreta, la falsificación sistemática de la historia, etc. Mientras sientan que está de ‘nuestro’ lado”. La palabra “progresista” es mucho más bonita que “totalitario”. Pero los progresistas están en peligro de tornarse en un eufemismo Orwelliano para el totalitarismo. El Gran Hermano está observando.




Este es el resumen del artículo "¿Son los progresistas de hoy en día en realidad totalitarios?" publicado en Enero 2014 en la revista Forbes.

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