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La victoria vacía de Maduro



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Venezuela
Fecha: Diciembre 14, 2013
Debido a la actual situación del país, los venezolanos simplemente salieron a votar por sus candidatos a alcaldes y concejales el 8 de diciembre de 2013. Pero el líder de la oposición, Henrique Capriles, había hecho un llamado por un voto de protesta con el cual él esperaba se convertiría en un plebiscito en contra del mandato errático, económicamente incompetente y cada vez más totalitario de Nicolás Maduro, el sucesor del fallecido Hugo Chávez. Según ese criterio, el Sr. Capriles fracasó.

La coalición democrática, conocida como Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ganó terreno, especialmente en las áreas urbanas del país. Las cuatro ciudades más grandes, incluyendo Caracas, ahora tienen alcaldes de la oposición. En conjunto, la MUD ganó en nueve de las 23 capitales estatales. La pérdida más dolorosa que tuvo el regente Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fue Barinas, hogar de la familia Chávez. Pero fuera de las principales ciudades, el mapa electoral permanece rojo chavista, un reflejo del dominio del gobierno en las áreas rurales de Venezuela, el cual posee la mayoría de las 337 alcaldías.

Para la MUD, el golpe más amargo que recibió fue que el total de votos escrutados, descontando a los candidatos que habían desafiado la tarjeta de votación única de la Unidad, fueron inferiores al 44%, mientras el PSUV y sus aliados obtuvieron casi un 50%. Esto comparado con el margen de victoria que obtuvo el Sr. Maduro de tan sólo 1,5% sobre el Sr. Capriles durante la elección presidencial del año pasado, un resultado cuya precisión todavía está siendo disputado por la oposición. Rebosante de alegría, el Sr. Maduro le hizo un llamado al Sr. Capriles para que renunciara a la gobernación del estado Miranda, lugar donde él “perdió el plebiscito†–el PSUV ganó en Los Teques, capital de ese estado. El Sr. Capriles le contestó que el gobierno debería reconocer que “el país se ha divido en dos mitadesâ€. Desafortunadamente para él, la mitad del presidente es la que tiene todas las palancas que mueven el poder real.

Eso fue aparente en la campaña electoral sin cuartel que llevó a cabo el gobierno. Vicente Díaz, el único miembro no afecto al gobierno de las cinco personas que conforman el Consejo Nacional Electoral (CNE), denominó esa campaña como la más desigual en la historia moderna del país. El Sr. Maduro pasaba un promedio de dos horas diarias hablando en cadenas televisivas, mientras los medios de difusión –hoy controlados por el Estado o forzados a obedecerlo– ignoraban al Sr. Capriles. Los candidatos y líderes de la MUD fueron amenazados con ir a prisión. Todo el aparato gubernamental fue desplegado para ayudar al PSUV. Las ambulancias, así como las camionetas pertenecientes a la petrolera estatal, fueron utilizadas para transportar la propaganda de la campaña. El gobierno declaró el 8 de diciembre como “Día de la lealtad y el amor a Hugo Chávezâ€. La presidenta del CNE defendió este decreto como una prerrogativa del gobierno.

Ahora la oposición se enfrenta a un dilema. Como alianza electoral, su estrategia es la de debilitar continuamente la una vez imbatible base de votantes del chavismo. Aunque el gobierno se encuentra cambiando las reglas continuamente. Cuando pareció que la MUD ganaría una mayoría de los escaños en la Asamblea Nacional en 2010, el gobierno cambió el sistema electoral: a la MUD, con casi medio voto, se le concedió solamente 65 de 165 escaños. Cuando el Sr. Capriles objetó los resultados de las elecciones presidenciales de abril de 2013, tanto el CNE como la Corte Suprema de Justicia se rehusaron a revisar la evidencia existente. A los alcaldes y gobernadores de la oposición se les recortó los presupuestos, los cuales dependen en gran medida del gobierno central, mientras sus poderes fueron transferidos a funcionarios no elegidos por votación popular.

Las próximas elecciones parlamentarias no serán sino hasta el año 2015, así que la oposición se arriesga a hundirse en la irrelevancia a menos que se entregue a un movimiento de resistencia. Lo que nadie puede predecir es si los venezolanos se resignarán a vivir con una menor calidad de vida, y, cuándo y cómo ellos podrán expresar su descontento con respecto a esta situación.




Este es el resumen del artículo "La victoria vacía de Maduro" publicado en Diciembre 14, 2013 en la revista The Economist.

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