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¿Por qué es fundamental saber compartimentar a la hora de correr riesgos?



Revista: Knowledge @ Wharton
Tema: Riesgo
Fecha: Febrero 2014
En su investigación "Tomar decisiones inteligentes de forma emocional: La capacidad de comprender las emociones reduce el efecto de la ansiedad incidental a la hora de correr riesgos”, Jeremy Yip, profesor e investigador residente de Wharton, y Stéphane Côte, profesora de la Universidad de Toronto, muestran la relación entre niveles bajos de comprensión emocional y la disposición a asumir riesgos a la hora de tomar decisiones. En un primer experimento, examinaron a 108 personas con la Prueba de Inteligencia Emocional Mayer-Salovey-Caruso, y luego las dividieron en dos grupos. Uno recibió una tarea que provocaba ansiedad: preparar un discurso en un minuto (se les dijo que serían filmados, y que sus compañeros de universidad verían el video). El otro grupo (de control) solo debería preparar una lista de compras. Como remuneración, debían elegir entre recibir US$ 1 o arriesgarse a una entre diez posibilidades de recibir US$ 10.

Del grupo que debía escribir un discurso, sólo un 16,7% de los que dieron bajo en la prueba de inteligencia emocional hizo la elección más arriesgada (apostar por los US$ 10) y de los de nivel más elevado, optó por arriesgarse un 48,3%. Los resultados de los que debían hacer la lista de compras fueron mucho más próximos entre sí, a pesar del grado de inteligencia emocional de cada participante, mostrándose un efecto negativo de la ansiedad incidental en lo relativo a los riesgos entre los individuos con baja inteligencia emocional, y ningún efecto entre aquellos con mayor índice de esta.

La segunda experiencia buscaba verificar que si las personas con menor grado de comprensión emocional, obtenían más, podrían ser motivadas a hacer elecciones arriesgadas. Todos fueron sometidos a la prueba de inteligencia emocional y en una sesión experimental aparte, los 132 participantes debían preparar mentalmente un discurso o una lista de compras. Cada grupo fue subdividido en dos partes. Uno no recibió más información; los del otro fueron avisados de que deberían sentirse preocupados, porque hacer un discurso, naturalmente, provoca ansiedad, o tranquilos, pues una lista de compras no es nada estresante (esto para proporcionar algo de inteligencia emocional a los que no la tuvieran de forma natural. Los participantes tenían la opción de proporcionar su correo electrónico para informarse acerca de una clínica donde recibirían una vacuna contra la gripe, sabiendo que si no se la ponían, tendrían un riesgo mayor de enfermar.

Entre los que no recibieron estímulo alguno, los resultados fueron muy parecidos a los de la primera experiencia. Optar por no recibir la información sobre la vacunas no era necesariamente la mejor elección, solo la más arriesgada, y que los participantes que demostraron niveles más elevados de inteligencia emocional estuvieron más inclinados a dejar de lado el estrés asociado al discurso y optar por la elección más arriesgada. En el otro grupo, quienes supieron que escribir un discurso era más estresante, tuvieron resultados mucho más próximos. Los de menor inteligencia emocional hicieron la elección más arriesgada un 46% de las veces, y los que la tenían más elevada, en un 49,8%. Eso mostró que al analizar la fuente de las emociones y descubrir que estas no están relacionadas con las decisiones a tomar, podemos tomarlas más libremente.

La forma que tenemos de reaccionar ante experiencias estresantes tiene mucho que ver con influencias recibidas de los padres. Los niños aprenden a ser emocionalmente inteligentes si cuando sus padres hablan acerca de las emociones, hacen preguntas del tipo: "¿Por qué tienes miedo?" y los orientan sobre cómo responderlas. Los adultos pueden ser entrenados en inteligencia emocional por medio de principios semejantes. En aquellos momentos en que se encuentran con el riesgo pueden hacerse tres preguntas: "¿Cómo me siento en este momento? ¿Qué me lleva a sentirme de ese modo? ¿Cuáles son mis sentimientos respecto a la decisión que necesito tomar?". Cuando nos enfrentamos con decisiones importantes, es una elección emocional inteligente dejar de lado otras emociones referidas a temas más banales. Las emociones llevan consigo informaciones, aunque esos datos no siempre sean útiles para la decisión que se va a tomar.




Este es el resumen del artículo "¿Por qué es fundamental saber compartimentar a la hora de correr riesgos?" publicado en Febrero 2014 en la revista Knowledge @ Wharton.

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