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El dÃa en que mi negocio casi se quema |
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| Cuando se inicia un nuevo negocio, usted estará ocupado pensando en su próxima venta, invertir en equipos, o si tendrá tiempo para ir a cenar. Por lo general, no estará pensando en ser demandado, citado por la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (OSHA), o ser detenido. Pero en el mundo de los negocios, su suerte puede cambiar en cualquier momento. He aquà lo que me ocurrió a mà y a mi negocio.
Mi socio y yo habÃamos comenzado nuestra red de reclutadores ejecutivos hace cuatro años, y parecÃa que la empresa finalmente iba a despegar. De igual forma, esencialmente estábamos en la quiebra con menos de US$ 250 en nuestra cuenta durante el dÃa en que nuestro tipógrafo, George, decidiera ir a la lavanderÃa automática a lavar los trapos que utilizamos para limpiar nuestra imprenta. (Este no era nuestro procedimiento estándar; le recomendamos a George que limpiara y secara los trapos de forma manual. En cambio, George decidió tomar un atajo e ir a la lavanderÃa en su lugar).
Y entonces George colocó los trapos empapados en quÃmicos dentro de una secadora de gas. El piloto de la secadora encendió los trapos, arrojando asà a George sobre una fila de lavadoras y haciéndolo impactar contra un muro posteriormente. Como consecuencia, la lavanderÃa se incendió. Después de recibir la llamada de George y llegar al lugar de los hechos, vi camiones de bomberos bloqueando las calles, bomberos rociando el edificio con grandes cantidades de agua, la policÃa desviando el tráfico, luces, sirenas y barricadas por todas partes. Básicamente, la pesadilla de todo dueño de un negocio. Y nuestros problemas estaban por ponerse más graves.
Resulta que nuestra compañÃa de seguros no estaba interesada en cubrir los US$ 25.000 que aproximadamente costaba la reparación de la lavanderÃa. Y luego nuestro fiel empleado, George, nos dijo, "¿cuánto me van a pagar para no demandar?" Mi socio y yo sabÃamos que una demanda significarÃa el fin de nuestra empresa. Reunimos tanto dinero como pudimos –unos US$ 2.500– e hicimos que George firmara un formulario de exoneración de responsabilidades para que él y su abogado nos dejaran de molestar.
Una vez que la cuestión se resolvió, nuestra suerte cambió una vez más. Aproximadamente un mes después del accidente, la compañÃa de seguros cambió de parecer: se harÃan cargo de los US$ 25.000 en reparaciones a la lavanderÃa. Ya no deberÃamos nada. ¡Qué alivio! Las cosas estaban mejorando de nuevo.
Esa fue una lección muy costosa, una de las muchas que aprendÃ:
- Lea todos sus correos, incluso aquellos que le parezcan aburridos.
- Asegúrese de que tenga un seguro para cubrir cualquier cosa y todo lo que pudiera suceder.
- Tenga cuidado en quién confÃe, y a quién contrate.
- No utilice una secadora de gas para secar sus trapos de limpieza.
Pero he aquà la lección más importante: no se dé por vencido.
SÃ, esta experiencia fue terrible. Pero también fue valiosa. Expuso las áreas débiles de nuestro negocio. Aprendà que tenÃa que ir a trabajar, leer mi correo, ponerme al dÃa con los reglamentos de la OSHA, y ser más cuidadoso con la persona que contrate la próxima vez.
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Este es el resumen del artículo "El dÃa en que mi negocio casi se quema" publicado en Marzo 2014 en la revista Thought Leaders.
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