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El momento de la verdad | 
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| El 22 de agosto, el general Fl贸rez, segundo al mando de las Fuerzas Armadas de Colombia, se sent贸 con los negociadores de las FARC en La Habana, en uno de los momentos m谩s dram谩ticos en casi dos a帽os de conversaciones de paz entre del Gobierno y guerrilla. Hasta ahora las dos partes han logrado acuerdos en tres de los cinco temas de su agenda (desarrollo rural, participaci贸n futura de las guerrillas en la pol铆tica y pol铆tica a seguir hacia el tr谩fico de drogas). El equipo de negociaci贸n del gobierno ya incluye dos generales retirados, pero por primera vez oficiales en servicio activo toman parte en las conversaciones. Su principal prop贸sito: empezar las negociaciones sobre la desmovilizaci贸n de las FARC y el decomiso de las armas, para que esto ocurra de forma fluida al llegarse a un acuerdo final. Otro objetivo ser铆a ayudar a disipar la desconfianza militar en las conversaciones. Iv谩n M谩rquez, principal negociador de las guerrillas, dijo que era una oportunidad de hablar de 鈥済uerrero a guerrero鈥. Otros en Colombia se sintieron indignados. El expresidente 脕lvaro Uribe dijo que era 鈥渉umillante鈥 para las Fuerzas Armadas, pues las colocaba al mismo nivel de los terroristas.
Unos d铆as antes, el 16 de agosto, 12 v铆ctimas del conflicto hablaron en nombre de los dos equipos de negociadores, marcando el comienzo de las conversaciones sobre el cuarto y m谩s denso tema de la agenda: la justicia transicional, o sea, establecer qu茅 clase de penalidades enfrentar铆an los guerrilleros por sus cr铆menes. Constanza Turbay, quien perdi贸 a cuatro parientes cercanos a manos de las FARC hace m谩s de una d茅cada, describi贸 la ocasi贸n como 鈥渓a reuni贸n m谩s trascendental鈥 de su vida. M谩rquez (que hasta hace unos meses negaba haber cometido cr铆menes) privadamente le pidi贸 perd贸n por las muertes, con un arrepentimiento que seg煤n ella, ven铆a 鈥渄el coraz贸n鈥. Pero para muchos esas disculpas son suficientes. Cuatro docenas de v铆ctimas, algunas de ellas de los paramilitares y de las fuerzas de seguridad, van a viajar a La Habana en las pr贸ximas semanas.
Est谩n empezando a ser liberados algunos de los l铆deres paramilitares que en 2006, bajo el gobierno de Uribe, fueron desmovilizados y recibieron sentencias 鈥渁lternativas鈥 de hasta ocho a帽os en prisi贸n por revelar la verdad detr谩s de miles de muertes y desapariciones y compensar a sus v铆ctimas. El Estado est谩 mandando con ello un claro e inequ铆voco mensaje a las FARC de que mantiene su palabra en relaci贸n a la justicia transicional. Muchos colombianos dicen que los l铆deres de las FARC deber铆an estar en la c谩rcel al menos de forma similar, pero ellos no pretenden ser la primera guerrilla que es recompensada con sentencias a prisi贸n por deponer sus armas. La tarea de los negociadores es encontrar una alternativa de castigo lo suficientemente apropiada para que los colombianos dejen a un lado su escepticismo y aprueben el acuerdo general en el refer茅ndum que Santos ha prometido.
En otra nueva iniciativa, el gobierno ha establecido un comit茅 de 14 acad茅micos (la mitad por cada lado) para reportar los or铆genes del conflicto y los obst谩culos a su final. Las FARC ven una oportunidad de reclamar la reivindicaci贸n hist贸rica por lo que ellos reclaman ser una batalla leg铆tima. La mayor铆a de los colombianos no ve ninguna justificaci贸n al asalto violento contra la democracia por parte de la guerrilla. Muchas v铆ctimas solo quieren saber qui茅n mat贸 a sus seres queridos. Santos dice que las conversaciones est谩n en la 鈥溍簂tima fase鈥 y quiere un acuerdo para finales de a帽o. Las FARC han dicho que durar谩 m谩s. Una larga demora es un riesgo para que se agote la paciencia de los colombianos, pero la 煤ltima milla podr铆a ser la m谩s ardua.
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Este es el resumen del artículo "El momento de la verdad" publicado en en la revista The Economist.
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