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ÂżEs preciso dividir los monopolios digitales? |
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| El parlamento europeo está en campaña contra Google, para asegurar que las empresas y los consumidores de ese continente tengan oportunidad ante el gigante. Recientemente hicieron un llamado a desmembrar la empresa. Aunque no tienen el poder de hacerlo, si cabe preguntarse: ¿qué tan preocupante es el dominio de Google y un puñado de empresas sobre Internet?
Google tiene 68% del mercado de bĂşsquedas web en EUA y más del 90% en muchos paĂses europeos. Al igual que Facebook, Amazon y otros gigantes tecnolĂłgicos, se aprovecha del “efecto de redes”, segĂşn el cual la popularidad atrae más usuarios y se vuelve más popular, y asĂ en perpetuidad. Una vez que alguien comienza a usar sus servicios (bĂşsqueda, e-mail, mapas) raramente se mudan a otro.
No hay duda de que Google domina. La pregunta es si abusa de ese dominio. Se le acusa de favorecer sus propios servicios en los resultados de bĂşsqueda y de colocar respuestas en los resultados en lugar de referir a la página en cuestiĂłn. Pero este comportamiento no puede compararse con lo que hizo Microsoft para acabar con Netscape. Adicionalmente, muchas de esas caracterĂsticas que dañan a sus competidores, favorecen a los consumidores (mostrar detalles de un vuelo, la definiciĂłn del diccionario o un mapa en la misma página de resultados, les ahorra tiempo). Aunque los anunciantes deben pagar caro por aparecer como patrocinado, los usuarios reciben un servicio gratis – similar a cuando el floristero paga por aparecer en las páginas amarillas, pero el usuario las recibe gratis.
Existen buenas razones por las cuales no se deberĂan regular los monopolios en internet en forma energĂ©tica. Primero, las barreras de entrada en el mundo digital son muy bajas, nunca habĂa sido tan fácil como hoy lanzas un nuevo producto o servicio (ej: Instagram o WhatsApp). Segundo, aunque cambiarse de Google a otro servicio no es fácil, la empresa no “encierra” al usuario como lo hacĂa windows. El efecto de redes, aunque influye, no es una ventaja por siempre (ej: MySpace). Tercero, es bien conocido que los gigantes tecnolĂłgicos eventualmente caen, cuando no logran adaptarse a los nuevos tiempos (ej: IBM). Hasta ahora, ninguna gran empresa tecnolĂłgica ha permanecido en el tope de un ciclo al siguiente.
La “Googlefobia” del Parlamento Europeo tiene dos motivos, uno malo y uno bueno. El malo, es proteger las empresas locales. Entre los principales opositores de Google en el continente están Axel Springer y Hubert Burda, dos gigantes de medios alemanes. En lugar de esto, deberĂan preguntarse por quĂ© Europa no ha producido un Google o un Facebook. Abrir el mercado de servicios digitales lograrĂa mucho más que proteger a los suyos.
La buena razĂłn es el temor por la privacidad. Ciertamente, es correcto limitar la habilidad de Google y Facebook de usar datos personales. Pero para ello, deberĂan regular el “comportamiento” de las empresas y no su poder de mercado. Si lo hicieran asĂ, realmente beneficiarĂan a los ciudadanos del continente.
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Este es el resumen del artículo "ÂżEs preciso dividir los monopolios digitales?" publicado en en la revista The Economist.
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