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El capitalismo comienza en casa



Joseph Schumpeter sostuvo que el milagro del capitalismo yace en democratizar la riqueza. Isabel I de Inglaterra tuvo medias de seda, señaló, pero el "logro capitalista" no yace en "ofrecer más medias de seda a las reinas, sino ponerlas al alcance de las chicas de las fábricas". En la mayoría de las áreas de la vida este milagro ha funcionado magníficamente: en EUA el número de horas laborales que se necesita para comprar un automóvil, o un armario lleno de ropa, se ha reducido a la mitad durante la generación pasada. Aunque ha fallado singularmente en tres grandes áreas: salud, educación y vivienda.

Los últimos años han visto un fermento de ideas en la mejora de la productividad en el campo de la medicina y de la enseñanza. Los dispositivos inteligentes nos permitirán vigilar nuestra salud y ayudar a los médicos constantemente en sus diagnósticos. Las inscripciones en programas abiertos de formación en línea les proporcionarán a todos una educación universitaria gratuita, mientras los iPads facilitarán la escolarización universal en Ãfrica. No se puede decir lo mismo de la vivienda, donde el alcance de la revolución digital está limitado y la productividad ha tomado el camino equivocado: en EUA la productividad laboral en el sector de la construcción se redujo en un 22% en los últimos 20 años hasta 2009, aunque ésta aumentara en un 45% en el resto de la economía. En el mundo desarrollado, 60 millones de personas gastan más de un 30% de sus ingresos en vivienda; y en el mundo emergente 200 millones de familias viven en barrios marginales. La combinación del crecimiento en la población y rápida urbanización significa que al parecer las cifras de cada una de estas situaciones van a aumentar.

¿Pero es tan nefasto el futuro? Un número creciente de grandes empresas se encuentran aportando capital y experiencia de gestión en el área. Tata, la empresa más grande de la India, creó una división dedicada a proporcionar viviendas asequibles (Tata Value Homes) en 2009. Mahindra & Mahindra posee una empresa similar llamada Lifespaces. Otras organizaciones –desde ONGs hasta consultorías administrativas– están ofreciendo nuevas ideas o replanteando las viejas.

Un informe de la consultora McKinsey Global Institute (MGI) ofrece un buen resumen acerca de una aproximación al problema: aplicar economías de escala y de alcance a una industria que se encuentra fragmentada. Value & Budget Housing Corporation, una compañía privada de la India, produce en masa módulos de aluminio que pueden encajar en apartamentos de diferentes tamaños. Broad Group de China puede construir un edificio de 30 pisos sobre una base en tan solo 15 días, de nuevo utilizando muchas piezas hechas en fábrica. El informe de MGI señala que todavía hay grandes posibilidades de reducir los costes en los materiales de construcción. Las constructoras de la India se encuentran realizando importantes ahorros al utilizar ladrillos hechos de cenizas volantes, un producto de desecho proveniente de las centrales de carbón. Gran Bretaña ha reducido los costes de las materias primas para la construcción de viviendas sociales en un 30% desde 2010 al establecer consorcios de compra.

Existen algunas objeciones obvias a este tipo de enfoque descendente. El gran experimento post-guerra de los países desarrollados con la producción en masa de viviendas fue un desastre. Gran parte de éste pronto se degeneró en algo más que barrios verticales. Esto se debió en parte a la pésima calidad de las construcciones: algunos bloques de pisos de los años sesenta y setenta fueron tan mal fabricados que fueron demolidos en los años ochenta. Pero también es porque la gente, así como sus hogares, tiene un toque humano: nadie quiere vivir en algo que se sienta como si hubiera sido construido por una máquina. Muchas de las soluciones al problema de la vivienda tendrán que venir desde la parte baja de la pirámide. Los habitantes de los barrios pobres se encuentran constantemente arreglando sus viviendas y muchas ONGs ahora prefieren trabajar con ellos para así hacer mejoras continuas en lugar de diseñar viviendas nuevas desde cero.

Sin embargo, el sistema de construcción de viviendas no tiene por qué ser malo o impersonal. Huf Haus de Alemania ha estado construyendo casas prefabricadas de primera calidad desde 1912. Adaptahaus, una empresa británica, se especializa en viviendas que pueden ser reconfiguradas a medida que van cambiando las necesidades de una familia. IKEA de Suecia vende casas desmontables que pueden ser personalizadas. Además, las grandes compañías pueden ayudar a las personas a construir un hogar personalizado por ellos mismos mientras disfrutan de las economías de escala: Cemex de México les proporciona accesorios y dispositivos de sujeción baratos, financiación a bajo coste, así como el mismo cemento, a aquellas personas que se encuentran construyendo sus propios hogares.




Este es el resumen del artículo "El capitalismo comienza en casa" publicado en en la revista The Economist.

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