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El doble filo de la adecuación cultural



Todo empleador se esfuerza lo máximo posible para seleccionar a sus candidatos, entrevistarlos y verificar sus referencias en un intento de hacer la mejor contratación posible. Hay los que llegan, inclusive, a tomar medidas más científicas al recurrir a un proceso de entrevista estructurado; o someten al empleado en potencia a una prueba en el lugar de trabajo como si fuera una auténtica audición.

Hay otra cuestión crítica que, consciente o inconscientemente, está en el centro de cualquier proceso de contratación: ¿el candidato se adaptará bien a los compañeros y a su gerente? ¿Y con los valores y cultura en general de la empresa? Pero, la adecuación cultural no es fácil de medir, tal vez porque también sea difícil definirla claramente.

Se trata de un término increíblemente libre, y a menudo es libre basado en un instinto visceral. El mayor problema es que aunque se invoque a la adecuación cultural como razón para contratar a alguien, es mucho más común usarla para no contratar. Las personas no pueden decirle por qué aspecto de la cultura están preocupadas.

La clave consiste en saber cómo medir esa adecuación cultural. Esto no quiere decir que debamos descartar íntegramente la adecuación cultural. No se trata, necesariamente, de algo malo. Pero la pregunta que se debe hacer es la siguiente: ¿es posible llegar a ella a través de esas otras cualidades? Creo que estamos usando esas otras cualidades como sustitutas de la siguiente pregunta: ¿Esa persona se adaptará a este lugar? Por lo tanto, estamos dando un salto, haciendo una gran suposición según esas semejanzas.

Hay buenos motivos para seleccionar candidatos que se adapten culturalmente, con tal de que tal adaptación cuente con una definición y con una forma para que eso suceda. Cuando las personas no se adaptan a la empresa, ellas no se sienten bien. En general, no son seleccionadas, y cuando lo son, no les gusta la experiencia y acaban marchándose.

A veces, el conjunto de habilidades está presente, pero el tipo de vinculación social que engrasa las piezas en las relaciones no está presente, lo que da lugar al roce y a la infelicidad.




Este es el resumen del artículo "El doble filo de la adecuación cultural" publicado en en la revista Knowledge @ Wharton.

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