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¿Por qué no hay una solución rápida para la crisis de las emisiones de Volkswagen?



La crisis de Volkswagen causada por las denuncias de la EPA junto con el reconocimiento por parte de la empresa de que hicieron trampa en las pruebas de emisión de gases de su línea de motores diesel TDI, ha costado a la compañía más de un tercio del valor de sus acciones (unos US$ 26 mil millones), generado dudas sobre su viabilidad y forzado la salida de su consejero delegado, Martin Winterkorn. Las multas pueden llegar a US$ 18 mil millones, además de las demandas individuales y colectivas de los clientes descubrieron que habían estado contaminando el aire a niveles mucho más altos de lo indicado. Las acciones cayeron significativamente al hacerse público que unos 11 millones de automóviles en el mundo fueron afectados. El Departamento de Justicia lleva una investigación criminal complementaria, y surgen dudas sobre el futuro de Volkswagen y los coches diesel en EUA, los posibles daños a la imagen de los fabricantes alemanes en general y los daños para la salud y el medio ambiente causados. Aunque esto último no se conocerá de inmediato, podría haber muchos efectos adversos sobre la expectativa de viabilidad de los autos diesel como alternativa segura para el ambiente en EUA.

Los descubrimientos dañan la reputación de Volkswagen, aunque es pronto para decir cuánto. Es muy grave que un fabricante de automóviles como ese haya sido atrapado en una situación de este tipo. Es difícil imaginar que un ingeniero malicioso, tal como alegan, fuera el responsable de lo que pasó. Según otros, es probable que varias personas en departamentos de la empresa hayan participado (desde ejecutivos a desarrolladores) por lo que es difícil identificar a los culpables. Para otros, era una decisión que impregnaba todo el sistema, un engaño centralizado, y el caso va a poner de manifiesto la creciente brecha entre los cada vez más sofisticados recursos tecnológicos del sector privado y la capacidad del Gobierno para regular el sector. Algunos no creen que la controversia pueda aumentar lo suficiente para derribar la empresa, aunque las repercusiones en el mercado de EUA pueden ser grandes, VW no es muy fuerte allí. Su presencia es más significativa en el resto del mundo. La compañía ha sido capaz de tratar de manera inteligente la ingeniería de plataformas, y esa fortaleza competitiva no desaparecerá.

VW ha destinado más de US$ 7 mil millones para gastos derivados de la crisis. Según la Ley de Aire Limpio, la empresa tendrá que asumir multas de hasta US$ 37.000 por vehículo, y eso ya supera los US$ 7 millones. Eso junto con más demandas colectivas en EUA, investigaciones por parte del Departamento de Justicia sobre el presunto delito y fraude corporativo y otras demandas en Europa. Otros creen que si la crisis es responsabilidad directa de los ejecutivos en vez de un ingeniero malicioso, podrían reemplazarlos con alguien que se comprometa a no permitir que eso vuelva a suceder. Fijar la responsabilidad moral y legal de los individuos dentro de una empresa en estos casos es crucial. Se deben crear incentivos que alienten a los empleados a cumplir la ley. También es preocupante que esto sucedió por muchos años sin ser descubierto por la EPA. Para que haya igualdad de condiciones para ambos lados, el Gobierno debe tener los medios para detectar el fraude tan sofisticado. La capacidad técnica de los funcionarios del Gobierno es insuficiente, especialmente en el mundo del Internet y de la Big Data.

Qué tanto se pueda perjudicar seriamente la marca VW en el mundo, depende de lo que se encuentre cuando se prueben otros fabricantes de automóviles diesel, en su mayoría alemanes. Si no hay problemas, el efecto contraste debería favorecerles o al menos no provocarles ningún perjuicio. Pero si se demuestra que ha habido una versión similar de lo que ya ha ocurrido, podría dañar definitivamente a los fabricantes de automóviles alemanes. El golpe a la reputación de la empresa también puede ser significativo, pues vende sus coches como productos sensibles con el medio ambiente. Aunque Europa es menos estricta en las pruebas de emisiones que EUA, el mercado de consumo europeo valora el rendimiento medioambiental de los vehículos, incluso más que el mercado estadounidense. Si VW se guía por el manual y se recupera, y la marca de la compañía se conserva, se deduce que el mercado no ha sancionado el proceso. Necesitamos la regulación, a causa de los fallos del mercado. Las estrategias de regulación basadas en el rendimiento están siendo desafiadas por el mundo y en diversos campos. Incluso el presidente Barack Obama animó a las agencias federales a fomentarlas.




Este es el resumen del artículo "¿Por qué no hay una solución rápida para la crisis de las emisiones de Volkswagen?" publicado en en la revista Knowledge @ Wharton.

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