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Un despertar polÃtico |
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El Alto, en Bolivia, fue el escenario de las luchas que produjeron la muerte de 59 personas y la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. El motivo fue el esquema presentado por las multinacionales, para exportar gas lÃquido desde Bolivia hasta California, pasando por territorio chileno. Esta no ha sido la única vez que protestantes aborÃgenes han contribuido a derrocar un presidente. Algo similar pasó en Ecuador en enero del 2000, cuando se forzó la salida de Jamil Mahuad.
Este despertar polÃtico de los indÃgenas americanos no está confinado sólo a Los Andes, pero al parecer es en esta zona donde la militancia de este tipo amenaza con mayor fuerza la democracia y el desarrollo económico. Es en los paÃses de esta región, donde prevalece una mayor proporción de población autóctona. Adicionalmente, las democracias andinas son frágiles por muchas razones: son relativamente pobres y están afectadas por el comercio de la droga.
Detrás de este conflicto subyace una causa justa y cierta amargura derivada de la colonización española. La independencia hizo poco por mejorar la situación de los indÃgenas. Pero algo cambió en el siglo veinte, cuando se llevaron a cabo esfuerzos por mejorar la vida de los pueblos indÃgenas y reconocer su legado cultural.
De acuerdo con algunas estimaciones, Latinoamérica cuenta con 45 millones de indÃgenas. La aparición de nuevos movimientos polÃticos de este segmento tiene varias causas. Una de ellas es que la mayorÃa de los aborÃgenes vive todavÃa en extrema pobreza, tiene menos capacidad de recibir educación y es menos probable que accedan a los servicios básicos, de acuerdo con el Banco Mundial. Los indÃgenas continúan sufriendo por discriminación (muchas poblaciones fueron aniquiladas en paÃses como Guatemala y Perú hace unas décadas). Otro factor que ha promovido los movimientos polÃticos ha sido la democracia (las nuevas constituciones expresan el derecho al voto de los sectores indÃgenas) y la globalización (los grupos empezaron a recibir ayuda de otras partes del mundo y están relacionados con otras organizaciones mundiales de similares caracterÃsticas). La Convención 169 de la OIT también otorgó fuerza legal a estos movimientos al garantizar iguales derechos para los indÃgenas en varios ámbitos.
La democracia y la protección de los derechos indÃgenas han llevado los movimientos de defensa a la arena polÃtica. En Ecuador ya gozan de representación, al igual que en Bolivia. En Perú, también los cholos o indÃgenas urbanos tienen un impacto decisivo en la polÃtica y en la cultura. Existen algunos ejemplos de poblaciones completas dirigidas y reglamentadas por aborÃgenes que, incluso, hablan su lengua originaria. No obstante, para muchos, este tipo de experiencias tiene sus riesgos, como: la posibilidad de caer en el extremismo amparado en la democracia, o el anticapitalismo, ya que muchos movimientos se presentan como hostiles ante las firmas multinacionales y las inversiones foráneas en áreas como petróleo, gas y minerÃa; lo que, a su vez, trae retraso en el crecimiento de algunos paÃses andinos.
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Este es el resumen del artículo "Un despertar polÃtico" publicado en Febrero 21, 2004 en la revista The Economist.
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