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Una cuestión de identidad



Revista: The Economist
Tema: Globalización
Fecha: Marzo 06, 2004
El profesor de Harvard y autor del libro: "Who We Are: Challenges to American National Identityâ€, Samuel Huntington, ha causado cierta consternación al declarar que la inmigración latina encierra el peligro inminente de dividir a Estados Unidos en una nación de dos poblaciones, dos culturas y dos idiomas.

La actual ola de inmigración latina encierra problemas particulares. Pero, ¿son estos problemas suficiente para justificar la visión apocalíptica de Huntington? El mayor problema yace en su visión de la “asimilaciónâ€. Para Huntington, esto significa adaptarse a la cultura angloprotestante, que ha dado a Estados Unidos su respeto por la ley, el trabajo arduo y los derechos humanos. La asimilación ha funcionado en el pasado debido a que los inmigrantes han sido capaces de adaptarse. Los latinos, considera, están demasiado inmersos en sus culturas como para poder hacer la transición.

Pero, tal vez, el experto universitario ignora el hecho de que el cambio se produce con el tiempo, tal y como ha pasado con la identidad ítaloamericana, por ejemplo. Si se habla con los padres de latinos que han crecido en Los Angeles y Houston, se oirán quejas de que sus hijos están abandonando su cultura antigua o paterna. Huntington ignora, además, el hecho de que los inmigrantes son capaces de adaptarse a más de una cultura: mexicanos en el hogar y anglosajones en el trabajo. Los latinos no sólo están haciendo firmes progresos en términos de posesión de viviendas, formación de negocios y educación, sino que son al menos tan entusiastas respecto a las instituciones estadounidenses como los no latinos.

Un sondeo de opinión llevado a cabo en el 2000, encontró que el 90% de quienes llegaban de países latinoamericanos consideraban importante cambiar para poder encajar en el nuevo país. Sólo uno de cada diez personas de la segunda generación de latinos se mantenía hablando español. Además, los latinos no se perciben como un grupo étnico monolítico ni están necesariamente de acuerdo con la política que se hace en sus países de origen.

Huntington está en lo cierto cuando dice que absorber un gran número de personas de los países próximos puede traer problemas. Pero al respecto, Estados Unidos necesita tomar en cuenta la recomendación del presidente George Bush de sacar a los inmigrantes del lado sombrío de la economía donde actualmente trabajan. El fallido experimento de la educación bilingüe, que ha dejado a muchos inmigrantes incapaces de hablar inglés, debe ser eliinado.

El costo de cerrar las fronteras podría ser mayor que dejarlas abiertas. Podría significar privar la economía de algunos de sus más enérgicos grupos de trabajadores. A través de su historia, la gran fortaleza estadounidense ha sido su habilidad para absorber nuevas ideas y gustos. El hecho de que ahora los inmigrantes crucen el Río Grande en vez del Atlántico, no tiene porqué cambiar las cosas.




Este es el resumen del artículo "Una cuestión de identidad" publicado en Marzo 06, 2004 en la revista The Economist.

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