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Pequeño negocio | 
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| Pobreza, represión polÃtica, guerra, odio racial y religioso: nada de esto es capaz de evitar que las empresas echen raÃces. A continuación presentaremos un puñado de hombres y mujeres que han superado grandes adversidades para comenzar sus propios negocios. Por lo general han empezado con préstamos tan pequeños como US$ 50, otorgados por organizaciones sin fines de lucro, como Trickle Up Program, (Washington, D.C.), Accion International (Boston), Mercy Corps (Portland, Ore.) y Acumen Fund (New York City). Pero lo que estas personas han logrado con este pequeño aporte es enteramente propio.
1.- Bushra Lateef Skail, de 41 años, Al Kut, Iraq:
Skail decidió ayudar a las viudas de la guerra Irán-Irak, entre 1980 y 1988, revitalizando una cooperativa de costureras, vendiendo en su mayorÃa lencerÃa a los hospitales. Su negocio sobrevivió tanto a Saddam como a la primera Guera del Golfo. Pero, la primavera pasada, mientras Irak era invadida, su fábrica fue arrasada y saqueada. Casi todas las máquinas de coser fueron robadas. Pero, hoy en dÃa, y gracias a un préstamo de Mercy Corps, Skail está reconstruyendo su negocio y tiene a 200 personas empleadas. Ahora su mayor amenaza es la manufactura china de bajo costo.
2.- Pierre Fougere Cherisme, de 30 años, Torbeck, HaitÃ:
En 1997, Cherisme abrió una tienda de artesanÃa, cerca del puerto de Les Cayes, al sur, en la que vendÃa objetos relacionados con la cultura vudú. Pero, con la violencia polÃtica, los turistas dejaron de ir a HaitÃ. Entonces, Aid Artisans, una organización sin fines de lucro fungió de intermediario. Gracias a esto, Cherisme vende US$ 50.000 al año, en su mayorÃa en el extranjero, y emplea 25 artesano a tiempo completo y 15 a medio tiempo. El año pasado comenzó a trabajar con una importadora de California y, este año, sus creaciones fueron exhibidas en la Feria Internacional de Regalos de Nueva York.
3.- José Arnulfo, alrededor de 40 años, Sonsonate, El Salvador:
Arnulfo hacÃa cestas, escobas y cunas, desde 1986, hasta que, en febrero de 2001, un terremoto destruyó su negocio. Pero, con la ayuda de varios préstamos, un total de US$ 700, que un organismo afiliado a Accion le brindó, Arnulfo logró reconstruir el negocio. Hoy en dÃa, compra el mimbre en grandes cantidades y viaja dos horas hasta San Salvador para vender su mercancÃa. Vende US$ 300 a la semana, la mitad son ganancias.
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Este es el resumen del artículo "Pequeño negocio" publicado en Abril 12, 2004 en la revista Forbes.
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