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El gigante enardecido



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Brasil
Fecha: Junio 12, 2004
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva está preparando el terreno para su posición como vocero de los países pobres del continente; ya ha hecho algunas gestiones al respecto, como la conformación del G20, para promover la apertura del comercio. Además está en la búsqueda de un sitio permanente en las Naciones Unidas. Según los analistas, Brasil está entrenándose para convertirse en el superpoder regional. Si esto es cierto, es algo paradójico, ya que, por una parte, el mensaje apunta a disminuir el dominio de Estados Unidos y, por la otra, algunas de sus políticas coinciden con los intereses estadounidenses.

Uno de los ejemplos de su labor es Venezuela, cuyas relaciones algo tensas con Estados Unidos promovieron la iniciativa brasileña de crear el Grupo de Amigos para buscar una salida legal a la situación política. En Bolivia, Brasil está tratando de convencer a algunos líderes radicales a seguir las leyes. Evo Morales, por ejemplo, llama “hermano” a Lula, mientras que Estados Unidos ve a Morales, líder de los cocaleros, como un aliado de los traficantes de droga. En Colombia, debido a las preocupaciones causadas por la influencia del negocio de la droga, el gobierno de Lula ha cambiado a una política de cooperación más cercana con el presidente Álvaro Uribe, el aliado más cercano a Estados Unidos en Latinoamérica. Brasil cada vez se hace más responsable de cambiar los ánimos de la región en general, cosa que el país norteamericano ve muy bien. No obstante, en algunas cosas existen ciertas fricciones, como la negativa reciente de Brasil de dejar inspeccionar sus centrifugadoras de uranio, material usado con fines nucleares.

Lula no comenzó el activismo internacional de Brasil. Este país ya había enviado misiones conjuntamente con las NU a Timor Oriental y Angola. En 1996, trabajó en conjunto con Argentina y Estados Unidos cuando se dio el golpe de Estado en Paraguay. La búsqueda de la paz en la región siempre ha sido un objetivo de la política externa de Brasil. Sin embargo, el énfasis que se ha puesto en esta tarea en los últimos años es producto de la concientización del país de que su territorio amazónico también es vulnerable a guerrillas, tráfico de drogas y otras amenazas.

Tal vez se esté ensanchando la conciencia de “vecino” de Brasil, aunque el país parece no haber decidido qué tipo de vecino desea ser. A veces se ve como uno colaborador integrante del equipo. Y otras se ve como una ballena con el peso y el apetito de actuar solo. La respuesta de Celso Amorim, ministro del Exterior, es que en un mundo dominado por los bloques, la mejor opción de Brasil es cooperar tanto como sea posible con sus vecinos y con otros países en desarrollo. Las ballenas, según acota, son animales gregarios.




Este es el resumen del artículo "El gigante enardecido" publicado en Junio 12, 2004 en la revista The Economist.

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