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¿Qué tan podrido? | 
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| Primero fue la banca de inversiones, luego, los fondos mutuales y, ahora, las compañías aseguradoras, enlodadas en el escándalo, son el objetivo de Eliot Spitzer, fiscal general de Nueva York. El 14 de octubre levantó cargos civiles en contra de Marsh & McLennan, la corredora de seguros más grande del mundo. Además, anunció la existencia de cargos penales en contra de dos empleados de AIG, la aseguradora más grande del mundo, y uno en ACE, una aseguradora contra siniestros. Las investigaciones que se han adelantado sugieren que aseguradores y corredores de bolsa han actuado en conjunto para traicionar al cliente.
Entre los cargos levantados por Spitzer en contra de Marsh, podemos citar: comportamiento impropio, licitaciones falsas, pactar en perjuicio de terceros, manejo impropio de negocios, entre otros. Según Spitzer, las pruebas que sustentan el caso son “sólidas como una roca”. Dada la gravedad de las infracciones, el principal problema legal ha sido decidir si imponer cargos penales o civiles.
Pero, Spitzer no es la única amenaza legal para la industria. El 19 y 20 de octubre, el fiscal general de Connecticut impuso docenas de penas menores a corredores de seguros que operaban en las áreas de salud, automovilística y empleos. Por su parte, esta primavera empezaron en el Estado de California las investigaciones de aseguradoras y corredores de seguros. Mientras tanto, una gran cantidad de demandas privadas han sido hechas en contra de los inversionistas de Marsh.
La industria de los seguros está muy desconcertada. Pero, ¿cómo comenzaron los problemas? Muy poca gente entiende la estructura de esta industria. Normalmente, los corredores son intermediarios que cobran una tarifa por prestar sus servicios a las compañías que quieren comprar seguros y a las aseguradoras que los venden. Pero el trabajo de los corredores ha dejado de ser simplemente buscar el precio más barato; además, estos se ocupan de hacer evaluaciones complejas acerca de las necesidades de las compañías en materia de seguros. Y, puesto que tal tarea supone trabajar para las dos partes, los corredores reciben comisiones de ambos lados. Pero esta práctica, es definitiva, está a un paso del soborno.
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Este es el resumen del artículo "¿Qué tan podrido?" publicado en Octubre 23, 2004 en la revista The Economist.
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