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¿Qué impulsa a los innovadores estadounidenses?



Revista: Fortune
Tema: Innovación
Fecha: Noviembre 01, 2004
Autor(es): Harold Evans
La innovación práctica ha sido uno de los principales diferenciadores del avance estadounidense. Innovación no es simplemente invención, se trata de poner la inventiva al servicio de algo. Los innovadores, por su parte, son personas decididas a exponer una idea a las fuerzas del mercado. Estos están armados con una fuerte disposición a asumir riesgos y a sufrir las consecuencias. Los innovadores se distinguen por ser obsesivos: a menudo una idea funciona sólo cuando se la lleva más allá de los límites sensatos. En estos casos, la perseverancia parece ser más significativa que la originalidad. La mayoría de las innovaciones surgen más de la combinación de ideas que de la simple invención. Un buen ejemplo de esto es Henry Ford, quien admitió no haber inventado nada, sino simplemente haber reunido los descubrimientos que otros hicieron en un período de cien años. De allí otra característica del innovador: la habilidad de ver las interrelaciones.

Los innovadores provienen de todos los segmentos de sociedad igualitaria estadounidense. Los principales creadores de las revoluciones económicas del país abarcaron distintos tipos de ocupaciones, niveles sociales y grados de instrucción. La cínica máxima acuñada por el gran novelista francés, Honorato de Balzac (“Detrás de cada gran fortuna hay un crimen”), es menos cierta de lo que uno podría esperar. Es cierto que no han sido inusuales las historias truculentas cuando de innovar se trata: Goodyear y Edison sacrificaron sus familias, Singer y Colt traicionaron a sus colegas, etc. Sin embargo, un sorpresivo número de innovadores poseían un interés que los redime de toda culpa: quisieron mejorar nuestras vidas, hacer posible que toda la población pudiera disfrutar los bienes y servicios que antes eran exclusivos de las élites. Ford lo hizo con su modelo T, George Eastman con la fotografía. Los jóvenes genios programadores Gary Kildall y Ken Olsen extendieron el acceso a las computadoras. Pierre Omidyar creó una democracia del suministro y la demanda con eBay. En Reno, Raymond Smith transformó las oscuras y humeantes salas de casino en sitios públicos de entretenimiento haciendo florecer a Las Vegas.

La vida de los innovadores demuestra que estos no se sentían particularmente motivados por el dinero. El deseo de ser un “agente de Dios al servicio de la humanidad” fue lo que dirigió las acciones de gente como: Morse, Vail, Tappan, Judah, Olsen y Martha Matilda Harper. Si bien en muchas ocasiones la vanidad se impuso al altruismo.




Este es el resumen del artículo "¿Qué impulsa a los innovadores estadounidenses?" publicado en Noviembre 01, 2004 en la revista Fortune.

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