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Una guerra conveniente, quizás



Revista: The Economist
Tema: Industria de energía y petróleo
Fecha: Marzo 8, 2003
Hace diez años, durante la Guerra del Golfo, los precios del petróleo crearon tensión en el ambiente. Los precios se mantuvieron hasta que la coalición internacional se trasladó para sacar de Kuwait a Hussein, pero después cayeron rápidamente.

Este comportamiento se espera que sea recurrente en la nueva guerra contra Iraq, ante lo cual muchos expertos petroleros piensan que los precios descenderán una vez que se esfume la sombra del conflicto. Esta percepción podría explicar el comportamiento un poco desanimado de algunos inversionistas a lo que podría parecer una oportunidad de oro para hacer dinero. Cada día que el precio se mantiene cerca de los US$ 40 por barril, podría verse como un regalo inesperado para los inversionistas, pero sucede lo contrario. Para la mayoría, algunos meses de flujo económico no son motivo de alegría porque lo que se quiere son precios estables, no volátiles, que ronden los US$ 25 por barril.

En cuanto a la OPEP, a través de los años cuando el mercado se ha desestabilizado, Arabia Saudita ha llegado al rescate. Cuando el suministro de combustible fue interrumpido por las guerras entre Irán e Irak y por la Guerra del Golfo, este país rápidamente incrementó la producción para cubrir las cuotas. Ahora promete ayudar otra vez. Pero a diferencia de otras épocas, la OPEP no tiene mucho campo de acción. En los primeros meses del año con la crisis política en Venezuela, Arabia Saudita persuadió a los miembros de la OPEP para subir la producción sólo en 6%, el incremento más grande en cuatro años. Como resultado, muchos analistas piensan que el cartel puede compensar sólo 2,5 millones de barriles diarios o menos, lo que no compensaría la cuota de Irak (si la guerra recrudece) o la de Kuwait.

Y ni siquiera se piensa en lo que podría pasar con las eleccciones de Nigeria o con el retorno del caos político a Venezuela. A esto se une el aumento de la demanda por las consecuencias del invierno y por el descenso en el inventario de algunos países (en Estados Unidos éste se encuentra en 16% debajo de sus niveles). Como problema adicional ha cambiado la actitud hacia el uso de las reservas energéticas, ya que el Presidente Bush ha anunciado su intención de usarlas según la presión de la guerra. Ya la confluencia de la disminución del suministro, la alta demanda y el descenso en los stocks indican un posible colapso de precios, aun sin los efectos de la guerra y su duración.




Este es el resumen del artículo "Una guerra conveniente, quizás" publicado en Marzo 8, 2003 en la revista The Economist.

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