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El coraz贸n de la persuasi贸n | 
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| Las presentaciones formales (hechas, por ejemplo, en PowerPoint) suelen obstaculizar la comunicaci贸n que se supone deben abrir. Si uno no conoce bien los intereses de nuestros interlocutores, las presentaciones mediante diapositivas env铆an el mensaje errado: 鈥淭engo todas las respuestas y ustedes est谩n ac谩 para escuchar鈥. Este tipo de presentaciones tiende a disminuir la efectividad de todo el proceso.
Otro error es creer que nuestra credibilidad ser谩 transferida a nuestro interlocutor. En realidad, la credibilidad es personal. Sin una relaci贸n previa, cualquier rastro de buena voluntad disminuye apenas comienza la reuni贸n. Es importante no dejarse embaucar por nuestro dominio de la materia a presentar o por las relaciones existentes.
Finalmente, es un error insistir con la presentaci贸n de PowerPoint cuando alguien la cuestiona. Es como si el interlocutor estuviera diciendo: 鈥淥dio este asunto, odio esta presentaci贸n y estoy empezando a odiarte鈥. Nunca responder: 鈥淪铆, lo s茅, pero mire la diapositiva 3鈥.
En todo caso, lo importante es recordar que la persuasi贸n es un proceso que supone desde un principio la credibilidad. Esta surge cuando entendemos a los dem谩s y respetamos sus puntos de vista. Si acatamos esta simple regla, pasaremos menos tiempo frente a nuestra computadora y m谩s tiempo con la gente, escuchando su opini贸n.
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Este es el resumen del artículo "El coraz贸n de la persuasi贸n" publicado en Julio 01, 2005 en la revista CIO.
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