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Cuando la langosta era un fertilizante



Revista: The Economist
Tema: Economía
Fecha: Octubre 29, 2005
Glenn Jones, de la Universidad de Texas, es un paleooceanógrafo y arqueólogo de océanos. Investiga tanto los misterios de las profundidades como los secretos del pasado. Él y un colega calcularon una vez la temperatura que tenía el suelo marino hace un siglo mediante el estudio de la “composición isotópica†de los moluscos. Pero su última investigación es más sencilla de entender. Jones ha leído casi 40.000 menús de comida marina pertenecientes al período que va desde 1850 hasta nuestros días.

¿Por qué? Estos menús, pertenecientes en su mayoría a ciudades estadounidenses de ambas costas, le permiten determinar el precio de la comida marina hace 150 años. Los menús demuestran que los abundantes mares de siglos pasados se han vuelto menos ricos en las últimas décadas. Por ejemplo, desde principios de los años veinte hasta finales de los treinta, un restaurante de San Francisco hubiera cobrado sólo US$ 7 por un plato de mejillones. En cambio, hacia los años ochenta, el mismo plato de mejillones costaba US$ 40. Luego la escasez de mejillones obligó a las autoridades a vetar su explotación en 1997.

Pero el precio no revela nada si no se sabe algo sobre la demanda. Por ejemplo, la demanda de langosta ha evolucionado curiosamente. Esta delicia acorazada solía ser superabundante y muy barata: tanto así que se le solía dar langosta a los presos en las cárceles. Incluso los agricultores utilizaban langosta para fertilizar sus tierras, y los empleados negociaban con sus empleadores para que no les dieran de comer langosta más de dos o tres veces a la semana.

Pero a medida que este crustáceo se volvió más difícil de comprar, las langostas enlatadas dejaron de ser rentables. En cambio, las langostas vivas comenzaron a ser más apreciadas. Un plato que costaba US$ 4 en 1870 costaba US$ 30 o más un siglo después. Así pues, lo que una vez sirvió como fertilizante es ahora una delicia.




Este es el resumen del artículo "Cuando la langosta era un fertilizante" publicado en Octubre 29, 2005 en la revista The Economist.

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