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El imperio contra ataca



Revista: América Economía
Tema: Industria de alimentos y bebidas
Fecha: Abril 2006
Autor(es): Juan Pablo Dalmasso
En la pequeña ciudad de Leones, pleno corazón de la pampa argentina, se celebra todos los febreros la fiesta nacional del Trigo. La fiesta se tornó más dulce en los últimos años, desde que los precios de las mercancías iniciaron su escalada. Pero en la última edición, Roberto Urquía, dueño de Aceitera General Deheza, una de las mayores exportadoras de granos y derivados de soya de Argentina, no tenía ánimo para festejar. ¿La razón? En los últimos meses la estadounidense Monsanto, la mayor empresa de biotecnología del mundo, inició acciones legales contra importaciones europeas de harina de soja argentina por supuesto fraude a la propiedad intelectual.

La decisión de Monsanto puso nerviosos a los bolsistas europeos, y los rumores de un recorte en el precio de su soya está crispando el humor de los argentinos. A tal punto que Urquía, al igual que muchos de sus colegas, siguen presentando acciones legales preventivas contra Monsanto, sumando un capítulo más a la saga que enfrenta a los productores argentinos con la multinacional.

Ahora bien, ¿los problemas en Argentina significan que Monsanto está en retirada de América Latina? No, sólo se trata de un giro en el camino del gigante de la biotecnología en la región. Apagada la estrella argentina para Monsanto, ahora las luces se encienden sobre Brasil. Allí, la multinacional está apostando fuerte luego de que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva le abriera las puertas a la soja transgénica en 2004. Al mismo tiempo, licenció a firmas brasileñas para que comercializaran variedades propias en su país.

Ahora, para la campaña 2005-2006 Monsanto va por más. Por un lado, cargó en concepto de derecho US$ 17 en cada bolsa de 40 kilogramos comercializada en Brasil. La cifra no es menor: es el valor que los productores argentinos abonan por la bolsa de semilla en todo concepto. Para las arcas de Monsanto, eso significa sumar unos US$ 200 millones a su facturación, considerando que los plantíos con soja RR alcanzaron los 7 millones de hectáreas y que cada uno de ellos requiere 70 kilogramos de simientes, según el consenso de los especialistas. Por el otro, quienes reutilizaron las semillas de su propia cosecha deben pagar ahora 2% de la producción al momento de vender, siempre y cuando hagan una declaración espontánea.




Este es el resumen del artículo "El imperio contra ataca" publicado en Abril 2006 en la revista América Economía.

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