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C贸mo viven los 800 millones restantes | 
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| Un espectro est谩 recorriendo China, el espectro del malestar social. Los l铆deres del Partido Comunista lo saben y le temen como s贸lo ellos, 煤nicos herederos de una revoluci贸n rural, pueden temerle. Esta semana, el Congreso llev贸 a cabo una reuni贸n especial y el principal tema a tratar fue la pobreza. Pero una cosa es preocuparse por un problema y otra muy diferente solucionarlo.
No se trata s贸lo de que los agricultores chinos no se hayan beneficiado del crecimiento de dos d铆gitos que ha transformado a ciertas zonas urbanas de China en algunas de las ciudades m谩s din谩micas de Asia. El verdadero problema est谩 en que, en ciertos casos, la suerte de los campesinos ha empeorado. El viejo sistema comunista ofrec铆a una vida terriblemente austera, pero al menos garantizaba ciertos servicios b谩sicos, como salud y educaci贸n. Pero a medida que China se ha vuelto m谩s una econom铆a de mercados, estos sistemas han colapsado.
Al mismo tiempo, muchos campesinos han perdido sus medios de subsistencia, pues sus tierras han sido expropiadas sin compensaci贸n alguna para abrirle paso al vertiginoso crecimiento de las ciudades. Varias de las protestas m谩s violentas en los 煤ltimos meses han provenido no de los trabajadores fabriles, como en el pasado, sino de los campesinos.
M谩s all谩 de reconocer el problema, esta semana el Congreso aprob贸 un incremento de 15% en el presupuesto para desarrollar la agricultura y los servicios rurales. Pero estos US$ 42 mil millones, u 8,9% del presupuesto nacional, no son nada dentro de la enormidad de China. Cada una de los 800 millones de personas que siguen viviendo en el campo recibir谩 ahora poco menos de US$ 7 al a帽o.
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Este es el resumen del artículo "C贸mo viven los 800 millones restantes" publicado en Marzo 11, 2006 en la revista The Economist.
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