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Quitarse la gorra



Revista: The Economist
Tema: Economía
Fecha: Junio 16, 2007
Nunca se había presionado tanto a los políticos como hoy en día para que se ocupen del problema del cambio climático. Hasta George Bush se ha unido al resto de los líderes de los países ricos para buscar un sucesor del Protocolo de Kyoto, el tratado para la reducción de emisiones de gases que expirará en 2012. Lamentablemente, los políticos parecen esta tomando un mal camino hacia un mundo más verde. Dicho camino consiste en limitar la cantidad de emisiones y luego distribuir el derecho de emisiones a través de un sistema de permisos comercializables. El tratado de Kyoto original estableció este mecanismo y sus signatarios están dispuestos a expandirlo. La otra alternativa, un impuesto sobre el carbono, casi no tiene apoyo político.

Esto es una lástima, porque la mayoría de los economistas están de acuerdo en que un impuesto al carbono es una mejor forma de reducir la emisión de gases invernadero que la comercialización de permisos. La razón de esto es que los impuestos funcionan mejor que los permisos frente a las incertidumbres propias del control de carbono. Según la teoría económica, la reducción del carbono tiene sentido hasta que los costos marginales de disminuir las emisiones es igual al beneficio marginal de disminuir las emisiones. Si los legisladores supieran esto, no importaría mucho el método para disminuir las emisiones, comercialización de permisos o impuestos.

Pero, en el mundo real, sería mejor el impuesto. Si los legisladores establecieran un impuesto muy bajo, se emitiría demasiado carbono. Pero esto se podría solucionar, simplemente, aumentando el impuesto. En cambio, calcular mal el número de permisos produciría un gran aumento del precio de los mismos, lo que traería consecuencias económicas muy costosas. Peor aún, un número fijo de permisos no toma en cuenta los ajustes del ciclo comercial (las firmas contaminan menos durante una recesión).

La comercialización de permisos genera daños económicos innecesarios porque el precio de los permisos puede ser volátil. Tanto el actual sistema de permisos de emisión de carbono de Europa como el sistema de permisos de emisión de dióxido de sulfuro de Estados Unidos revelan que la volatilidad de los permisos puede ser aguda. Por ejemplo, Estados Unidos cuenta con permisos de SO2 desde mediados de los años noventa, y el precio de los mismos ha variado al año en más de 40%.




Este es el resumen del artículo "Quitarse la gorra" publicado en Junio 16, 2007 en la revista The Economist.

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