|
Comercio entre amigos y enemigos |
|
| En su primer perÃodo como presidente de Perú en los años ochenta, Alan GarcÃa creÃa firmemente en el proteccionismo; asà que vetó la importación de vehÃculos extranjeros y de vinos chilenos. Pero desde que volvió a la presidencia de su paÃs ha abogado por el libre comercio con una pasión rayana en lo manÃaco. “Más comercio y más inversiones significan menos emigración, menos pobreza y menos destrucción del medio ambienteâ€, dijo el mes pasado en una reunión de la Organización Mundial de Comercio en Lima. “Ustedes se pueden resignar a tener sólo un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, pero para mà no es suficienteâ€, señaló, ordenándole a su ministro de comercio a propiciar acuerdos similares con otros paÃses. Los beneficios para Perú son obvios. Pero quienes se oponen temen que los agricultores (sobre todo de maÃz, algodón y trigo) tengan que competir con sus colegas subsidiados de Estados Unidos. Además, hay temor de que las compañÃas estadounidenses traten de sacar la patente de ciertas plantas amazónicas.
Sin embargo, quienes abogan por el libre comercio tiene otras cosas de qué preocuparse. Hace una década, Estados Unidos y 33 paÃses latinoamericanos y del Caribe estaban dispuestos a negociar el Ãrea de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero los ánimos han cambiado. Los demócratas, que ganaron control del congreso estadounidense el pasado noviembre, no confÃan en estos acuerdos, lo que refleja el temor de que la globalización está socavando el empleo en Estados Unidos. Por su parte, Mercosur, el bloque comercial encabezado por Brasil, rechazó el ALCA a favor de la ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio; pero esto también está paralizado. Y todo esto está sucediendo justo cuando algunos gobiernos de Latinoamérica, encabezados por Hugo Chávez, de Venezuela, le están dando la espalda al libre comercio.
Otros paÃses han negociado acuerdos comerciales bilaterales con Estados Unidos. Pero el gobierno de George Bush ha tenido que luchar para ratificar los mismos. Incluso antes de que los demócratas tomaran el control, el Acuerdo de Libre Comercio con América Central (mejor conocido como CAFTA-DR) fue ratificado por sólo dos votos. Asimismo, los tratados con Perú, Panamá y Colombia aún esperan por ser aprobados. Asà pues, los polÃticos latinoamericanos, como GarcÃa, que consideran el comercio un motor de crecimiento, se encuentran entre la indiferencia estadounidense y el resurgimiento de una izquierda que rechaza el comercio.
Los demócratas han insistido en modificar los acuerdos. En mayo introdujeron una reforma según la cual los acuerdos comerciales bilaterales deben incluir cláusulas que permitan fortalecer los derechos laborales y salvaguardar el medio ambiente. Pero el tratado con Colombia enfrenta un obstáculo aún mayor. Los lÃderes demócratas del congreso se han rehusado a apoyarlo porque, según arguyen, el gobierno colombiano debe todavÃa hacer más para prevenir el asesinato de sindicalistas y para castigar a funcionarios ligados con los paramilitares. Este fue un duro golpe para Ãlvaro Uribe, presidente de Colombia, que ha sido el aliado más leal de Bush en Latinoamérica. Los funcionarios colombianos aseguran que sus esfuerzos por fortalecer el imperio de la ley frente a la violencia generada por el narcotráfico, la guerrilla y los paramilitares se verán socavados si no se aprueba el tratado de libre comercio. Este es un argumento de peso y una gran objeción para la estructura de tratados comerciales que está surgiendo en Latinoamérica.
|
Este es el resumen del artículo "Comercio entre amigos y enemigos" publicado en Octubre 06, 2007 en la revista The Economist.
Vea otros artículos publicados en The Economist u otros artículos sobre Comercio exterior.
deRevistas.com traduce y resume los mejores artículos publicados por las revistas más prestigiosas de Negocios y Gerencia. Cada quincena, le enviamos a nuestros suscriptores un nuevo ejemplar con unos 30 resúmenes.
|