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Las aletas ya no son lo que solían ser



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Cuba
Fecha: Abril 26, 2008
Los automóviles sedán norteamericanos de épocas pasadas, con sus aletas y tableros de cromo, son parte de la imagen romántica de una Cuba detenida en la historia. Pero la existencia de estos autos no responde a un deseo de coleccionarlos, sino a la prohibición que han tenido los cubanos de adquirir libremente autos fabricados después de 1959, año de la revolución de Castro. Esta prohibición podría ser eliminada pronto.

Desde que tomó el mando el 24 de Febrero, Raúl Castro ha eliminado algunas restricciones excesivas: ahora los cubanos puede alojarse en los hoteles de lujo, alquilar sus teléfonos móviles, comprar hornos de micro-ondas, etc. Hay señales de que pronto los cubanos no tendrían que pedir permiso para abandonar el país. ¿Podrían ser los vehículos los próximos?

Los vehículos en Cuba se dividen en dos tipos: aquellos registrados antes de 1959 (fundamentalmente importados de EUA, de los años 40 y 50), que son vistos como reliquias del pasado capitalista, y pueden ser comprados y vendidos; y aquellos importados después de esa fecha, que son considerados propiedad del estado, y fueron inicialmente entregados a los trabajadores leales y a los del partido comunista. Estos últimos sólo pueden ser traspasados de un familiar a otro; se han visto casos de personas que se casan sólo para obtener la propiedad de un auto.

Aún si se eliminaran las restricciones, poco cambiaría. Con un sueldo mensual promedio de us$17, muy pocos cubanos podrían comprar un teléfono móvil, una computadora y mucho menos un vehículo. Aquellos que puedan comprarlo son quienes tienen familiares muy generosos en el exterior.

Pero hay un grupo que si se vería beneficiado: los médicos que sirvieron en Venezuela, como parte de un intercambio de médicos por petróleo. A ellos se les dio el derecho de adquirir un vehículo, utilizando su sueldo de us$4.000 al año que tienen congelados en una cuenta bancaria. Pero sólo se les permite utilizar us$5.000 para la compra, y considerando que lo deben comprar a través del gobierno (que impone un sobreprecio de 100%), apenas podrán comprar un Lada de segunda mano.

En el mercado negro, donde se compran y venden vehículos sin el título de propiedad, los precios tampoco son bajo. Un Jeep de 1940 puede costar us$7.000, mientras un Mercedes 190 de 1980 (considerado chatarra en EUA) se vende por us$35.000.

Cualquiera que sea el impacto inmediato, lo cierto es que se envía un mensaje a la sociedad de consumo. Fidel estableció todas esas reglas para prevenir que “quienes tienen” muestren su riqueza a “quienes no tienen”. Raúl parece poco preocupado por eso.




Este es el resumen del artículo "Las aletas ya no son lo que solían ser" publicado en Abril 26, 2008 en la revista The Economist.

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