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La verdadera pregunta: ¿deberÃa ser más barato el petróleo? |
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| El elevado costo del petróleo causa muchos inconvenientes, pero la energÃa cara, en muchos sentidos, es buena. Es como una poderosa medicina, que puede doler cuando se toma, pero a largo plazo cura gran cantidad de enfermedades. La gente deja los automóviles en casa, se muda más cerca del trabajo y camina o se traslada en bicicleta, lo que es bueno para la salud y baja las cifras de accidentes de tránsito. También se incentiva la innovación e inversión en alternativas rentables y se impulsa la búsqueda de petróleo. Se fabrican automóviles hÃbridos, que pueden moverse con electricidad; se obtiene y transforma la energÃa del sol; hay sistemas para controlar a distancia el consumo en hogares y empresas. Esto podrÃa significar en 10 años 4 o 5 millones de barriles de petróleo menos de los 20 que se consumen por dÃa en EUA, además de reducir la contaminación y las emisiones de dióxido de carbono. Y lentifica el flujo de dólares para el
Medio Oriente, Rusia y Venezuela, manteniendo la riqueza en EUA.
Nada de esto es nuevo. Después de las crisis de los 70, en 1980, el crudo habÃa saltado el equivalente a us$103 por barril. El paÃs respondió comprando automóviles más pequeños, aplicando estrictas normas de economÃa de combustible, haciendo más eficiente la industria e impulsando la exploración petrolera. La gente aprendió a vivir con menos de la mitad de la energÃa que usaba antes de la crisis. Pero ese impulso se perdió pronto. En cinco años, la reducción de la demanda inundó el mundo de petróleo y por dos décadas los precios permanecieron bajos. Se compraron millones de SUV y el Laboratorio del Consejo Nacional de EnergÃas Renovables cerró su programa de biocombustibles de algas. Ahora los precios están en el cielo de nuevo y otra vez los estadounidenses están manejando menos y comprando autos más económicos.
Lo que realmente impulsa el comportamiento no es el precio actual, sino la percepción de dónde estará a largo plazo. Y en este momento existe incertidumbre al respecto. Algunos expertos hablan de us$200 por barril, otros predicen us$75 o menos. Por eso se viene manejando la idea de utilizar los impuestos para poner un piso bajo el precio del petróleo. Por encima de cierto nivel, digamos us$90, no habrÃa impuestos. Pero si el precio cayera por debajo, los usuarios en EUA pagarÃan el importe objetivo. La certeza de un precio relativamente alto estimularÃa la inversión en alternativas y la eficiencia para mantener los futuros costos por debajo de ese nivel. Tener ese impuesto hace décadas nos hubiera hecho más conscientes de la energÃa, pero era casi imposible polÃticamente. Las fuerzas externas han logrado lo mismo, pero ese piso serÃa una buena segunda opción.
Algunos economistas hablan de instituir este gravamen dentro de una polÃtica energética más amplia, por ejemplo, un impuesto sobre las emisiones de dióxido de carbono. Previendo que el TÃo Sam dilapide la nueva fuente de ingresos, sugieren invertir el dinero en alternativas de petróleo o devolvérselo a las personas, reduciendo, por ejemplo, los impuestos sobre la renta. Es economÃa básica: mantener altos los precios de algo que queremos usar menos y utilizar el dinero para reducir el costo de las cosas que queremos más. Nadie ignora los perjuicios que causa el alto costo de la energÃa. Pero también puede traer beneficios reales, al convertirse en un motor económico.
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Este es el resumen del artículo "La verdadera pregunta: ¿deberÃa ser más barato el petróleo?" publicado en Agosto 4, 2008 en la revista Business Week.
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