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El resurgente de Rusia | 
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| Rusia ha fallado en sus intentos por justificar su reciente invasi贸n a Ossetia del Sur, alegando que fue en defensa de los ciudadanos rusos y compar谩ndola con el bombardeo de la OTAN a Serbia en 1999 o la invasi贸n a Irak por EUA. Lo cierto es que 茅ste fue un paso largamente planeado por Vladimir Putin, quien resiente la influencia de Occidente en pa铆ses de la ex Uni贸n Sovi茅tica como Georgia y Ucrania y detesta al presidente georgiano Mikheil Saakashvili. A煤n no ha podido derrocarlo, pues su pueblo lo apoya, pero imponiendo la acci贸n militar de Rusia en el C谩ucaso, deja claro que no va a tolerar los signos de independencia de sus vecinos, incluyendo los intentos por unirse a la OTAN.
Esto resulta inquietante, pues a pesar de que su aventura en Ossetia del Sur fue tonta y hasta criminal, Saakashvili, a diferencia de Putin, ha guiado a su pa铆s a la democracia, frenado la corrupci贸n y liderado un r谩pido crecimiento econ贸mico independiente de los altos precios del petr贸leo y el gas. Pero no hay probabilidades de que Occidente respalde militarmente a Georgia en su confrontaci贸n con Rusia. EUA dio muestras de apoyo al transportar a las tropas georgianas de regreso desde Irak y ha enviado ayuda humanitaria por mar y por aire, pero no va a arriesgarse a una guerra de mayores proporciones con Rusia por un reclamo de sus vecinos. S贸lo los estados b谩lticos, ya pertenecientes a la OTAN, pueden esperar protecci贸n.
S铆 hay algo que Occidente puede hacer y es dejar bien patente su indignaci贸n por la invasi贸n y bombardeo a Georgia, lo que hasta ahora muy pocos de sus l铆deres han hecho. Debe dejarle claro a Putin que semejante acci贸n significar谩 el final de las negociaciones normales, aunque sigan colaborando en asuntos tales como Ir谩n. EUA, que ha cancelado ya algunos ejercicios militares conjuntos con Rusia, debe asegurarse junto con los europeos de que no entre a ning煤n club internacional y aprovechar para fortalecer al rico G-7 a expensas del G8, que la incluye. La Uni贸n Europea debe dejar de negociar nuevas asociaciones y acuerdos cooperativos, fortalecer las restricciones con las visas e investigar m谩s los capitales de sus funcionarios en el extranjero, as铆 como reducir su dependencia de las importaciones de energ铆a rusa, y sus pa铆ses miembros tienen que dejar de hacer pactos bilaterales con Rusia.
Puede que a corto plazo nada de esto disuada a Rusia de afianzarse en el C谩ucaso, aunque pod铆a hacer que Putin lo pensara mejor la pr贸xima vez. Y mientras m谩s evidente sea el desacuerdo de Occidente, mayores oportunidades habr谩 de sustituir a las fuerzas de paz rusas que est谩n en Abkhazia y Ossetia del Sur desde inicios de los 90, que se han convertido a todas luces en fuerzas de ocupaci贸n. Tampoco se deber铆an dilatar los planes de incluir en la OTAN a Ucrania y Georgia, pues bajo ning煤n concepto Occidente puede permitirle a Rusia vetar la aceptaci贸n de un pa铆s soberano, ya sea en la OTAN o en la UE.
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Este es el resumen del artículo "El resurgente de Rusia" publicado en Agosto 16, 2008 en la revista The Economist.
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