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Desesperados por ayuda, pero no de EUA



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Cuba
Fecha: Septiembre 20, 2008
En Cuba, nunca antes se había visto que dos huracanes tan poderosos (Gustav e Ike) ocurrierran en apenas una semana azotando la isla, perjudicando los cultivos (cítricos, tabaco, caña de azúcar y café) y dejando a 200.000 personas sin hogar. Las pérdidas se calculan en us$ 5 mil millones. El gobierno de Cuba ha admitido no poder hacerle frente a esta catástrofe sin ayuda internacional, ya que los recursos disponibles no son suficientes. Pero rechaza cualquier auxilio que venga de su viejo enemigo.

Desde que su hermano enfermara en julio de 2006, Raúl Castro ha insistido en la necesidad urgente de que Cuba aumente su producción agrícola nacional y así sustituya la importación de alimentos cada vez más caros. Con ese fin, ha implementado medidas para redistribuir las tierras ociosas y ha permitido que los agricultores tengan mayor autonomía. El año pasado, el sector agrícola empezó a mostrar signos de modesta recuperación (5,5%).

Pero los efectos de estos huracanes podrían generar presión en el mandatario para acelerar la implementación de reformas que permitan abrir la economía cubana a la empresa privada en favor de la recuperación económica. A raíz de las tormentas, los principales aliados de Cuba (Rusia, Brasil, España y Venezuela) han enviado suministros. El gobierno de Bush llegó a ofrecer us$5m en ayuda inmediata, pero Castro declinó la propuesta y solicitó que se levante el embargo comercial para poder comprar materiales de reconstrucción que se necesitan con urgencia.

En la Habana, ya se siente la escasez de alimentos y los precios se han disparado. Representantes de la prensa cubana dicen que será muy poco probable que los hambrientos cubanos salgan a las calles y ocasionen disturbios contra un gobierno que ha sido eficaz en su respuesta frente a los desastres naturales. Además, señalan que los cubanos tienen un historial de salir fortalecidos de peores situaciones.




Este es el resumen del artículo "Desesperados por ayuda, pero no de EUA" publicado en Septiembre 20, 2008 en la revista The Economist.

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