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Escupiendo al viento |
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| En septiembre, Sergey Brin, el cofundador de Google, puso en su blog una noticia angustiosa: tiene un marcador genético asociado con un riesgo más elevado a la enfermedad de Parkinson. Esto le generó muchas simpatÃas y le hizo una inmerecida publicidad a 23andMe, la compañÃa de Mountain View, California, que comercializa el “escaneo personalizado del genomaâ€, de la que es cofundadora su esposa, Anne Wojcicki. Esta compañÃa, con solo 11 meses de fundada, ya se ha convertido en una de las más modernas empresas tecnológicas del mundo. Rupert Murdoch y Harvey Weinstein asistieron el mes pasado a una “fiesta de escupidas†patrocinada por 23andMe (se usa saliva en el test), y diseñada para llamar la atención.
El objetivo de la compañÃa, según su Website, es “la democratización de la genética personal" mediante una prueba de ADN que responde a la pregunta: "¿Qué significan tus genes para tu salud?" El pasado mes, un show de una cadena de noticias informó cómo 23andMe podÃa, con una simple prueba, "proporcionarle a usted una lista de sus riesgos de sufrir ataques al corazón, cáncer de pulmón y otras 90 enfermedades". Es cierto que gracias a las novedosas herramientas para monitorear el ADN, los cientÃficos ya saben que las personas con ciertas enfermedades pueden presentar marcadores genéticos que no tiene el resto de la población. Pero muchas de estas asociaciones gen-enfermedad no tienen suficiente significación estadÃstica para hacer predicciones; no se sabe si el ADN detectado causa realmente la enfermedad y para algunas importantes como el cáncer, existe una interacción apenas entendida entre diferentes genes, y también entre éstos y el ambiente.
Aún si las pruebas pudieran predecir una enfermedad, a menudo no hay tratamiento curativo disponible y para algunas como la diabetes y la hipertensión, donde las medidas preventivas sà juegan un papel, mediciones de bajo nivel tecnológico como el peso y la presión arterial son, con frecuencia, las únicas que los médicos necesitan. Según los cientÃficos que trabajan en este campo, estas pruebas aún no deberÃan estar circulando de forma tan extendida, más cuando sólo son de utilidad para un pequeño número de enfermedades. Parkinson es un buen ejemplo de esas limitaciones. De hecho el resultado positivo de Brin no es tan sorprendente, pues su mamá tuvo la enfermedad, dándole una mayor probabilidad de tener el marcador, que por cierto, no presentan todas las personas con Parkinson, por lo que un resultado negativo tampoco significa que se esté libre del riesgo. Y dado que no hay medidas preventivas para esa enfermedad, el mayor valor de la prueba es preocupar a la gente. Eso sin contar los costos médicos. Si a alguien le da ligeramente elevado para una determinada enfermedad, seguramente irá su médico y es muy posible que éste le ordene una nueva baterÃa de pruebas.
Para los que ansÃan conocer su predisposición genética a enfermedades, ya existe una herramienta diagnóstica que ofrece más información útil de la que nunca podrá dar una prueba sofisticada. Y es la historia médica tradicional, que enumera a los hermanos, padres y abuelos, y sus historias médicas básicas. Una compañÃa que se especialice en genética y salud pública, en vez de cargar con un artefacto de alta tecnologÃa a los americanos ricos obsesionados por su salud, deberÃa animarlos a hacer unas simples preguntas a sus seres queridos. No será tan sexy como escupir en una copa mientras fiestean con Diane von Furstenberg, pero resuelve el problema.
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Este es el resumen del artículo "Escupiendo al viento" publicado en Octubre 27, 2008 en la revista Forbes.
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