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Inflando el conteo de muertos



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Colombia
Fecha: Noviembre 1, 2008
Esta es la clase de atropello que los colombianos esperaban perteneciera al pasado. En el transcurso de este año, un grupo de jóvenes desempleados desapareció de sus hogares en Soacha, un suburbio pobre de Bogotá, solo para aparecer muertos, aparentemente asesinados en combate por el ejército a unas cuantas cientos de millas al norte. Hubo especulación en que se les había ofrecido trabajo por parte de grupos paramilitares. Pero mientras las investigaciones avanzaban, la verdad resultaba aun peor. Aparentemente los jóvenes habían sido secuestrados, entregados a unidades del ejército y luego asesinados para así inflar el conteo de guerrilleros muertos.

Luego de que tres coroneles fueran relevados del caso, el presidente Álvaro Uribe y su ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, tomaron una acción más drástica el pasado 29 de octubre. Anunciaron los despidos de tres generales y otros 24 oficiales no comisionados en la más grande purga del ejército en una década. Una investigación militar había encontrado que "en algunas partes del ejército había negligencia," dijo el Sr. Uribe. "Puede haber miembros de las fuerzas armadas involucrados en asesinatos". El gobierno ha ordenado a la Oficina del Procurador General llevar a cabo las investigaciones y funcionarios dicen que los oficiales que sean acusados serán enjuiciados por cortes civiles, y no militares.

Inquietantemente, el caso de los jóvenes de Soacha pudiera no ser uno aislado. Existen reportes de desapariciones similares en otras dos regiones del país. En uno de ellos publicado durante las últimas semanas, Amnistía Internacional dice que las fuerzas de seguridad fueron responsables por 330 "ejecuciones extrajudiciales" durante el año pasado, una subida del promedio de 220 al año entre el 2004 y 2006. El propio organismo de vigilancia del gobierno se encuentra investigando 930 presuntos asesinatos por parte del ejército.

Los funcionarios argumentan que los niveles generales de violencia han estado cayendo constantemente durante la década pasada, como resultado de la desmovilización de muchos de los grupos paramilitares de derecha y el éxito del ejército en contra de las guerrillas de las FARC de izquierda. El gobierno ha sido sacudido por reportes anteriores de unidades del ejército asesinando civiles y haciéndolos pasar como guerrilleros muertos. El año pasado, el Ministerio de la Defensa adoptó una política que mide el éxito del ejercito por el número de capturas o deserciones de guerrilleros, en vez del conteo de muertos. Con los despidos de los generales que comandaban las dos divisiones donde ocurrían los abusos, el Ministerio de la Defensa parece estar mandando un mensaje que culpará a estos comandantes por asegurar que la nueva política sea llevada a cabo.




Este es el resumen del artículo "Inflando el conteo de muertos" publicado en Noviembre 1, 2008 en la revista The Economist.

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