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Nueva constitución boliviana: pasaporte a la utopÃa |
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| Eso ciertamente ha sido colorido. En las comunidades campesinas al otro lado de las tierras altas andinas, sabios indÃgenas Aymaras vestidos con ponchos rojos y gorras tejidas, un látigo de cuero verde anudado alrededor de un hombro como sÃmbolo de autoridad, han estado convocando reuniones al aire libre para urgir apoyo a una nueva constitución diseñada para otorgar derechos y privilegios especiales a bolivianos de descendencia indÃgena. Es muy probable que sus deseos sean otorgados en un referéndum llevado a cabo el 25 de enero. Aunque la nueva carta constitucional es un riesgo de más divisiones en un paÃs ya polarizado. El gobierno ha distribuido el texto ampliamente, mas la nueva constitución ha sido leÃda por pocos bolivianos –una bomba de 411 artÃculos.
Sus partidarios, liderados por el presidente Evo Morales, un socialista de descendencia indoamericana, argumenta que la constitución reversará siglos de discriminación. Un documento idealista, casi utópico, define a Bolivia, con exceso de verbosidad, como un "Estado Unido Social de Leyes Comunitarias Plurinacionales". Pero los opositores afirman, lejos de profundizar la democracia, su aplicación la debilitará en la práctica.
La oposición asevera que la nueva constitución impondrá un socialismo dogmático, cercenará los derechos humanos y debilitará los derechos de propiedad y el mandato de la ley. La oposición es liderada por dirigentes regionales en las tierras bajas orientales, aunque también incluye respetados académicos como Carlos Mesa, un mandatario anterior, y VÃctor Hugo Cárdenas, un intelectual de descendencia Aymara quien como vicepresidente en los años 90 introdujera la educación bilingüe.
La nueva carta constitucional les dará derechos arrolladores a 36 grupos indÃgenas (algunos de los cuales enumera sólo a unas cuantas cientos de personas). Los partidarios afirman que esto revierte siglos de injusticias desde la conquista española y asevera que una minorÃa "blanca" ya no podrá mandar sobre los indÃgenas. Los crÃticos dicen que la bendición constitucional de derechos colectivos y autoridades tradicionales abofetea de "corporatismo" y atrincherará a los caciques no democráticos (jefes polÃticos).
El texto les otorga reconocimiento oficial a la "justicia comunitaria", impartida por los sabios indÃgenas e introduce las elecciones populares de jueces y miembros de un consejo judicial. Éstas medidas pretenden limpiar un judiciario corrupto. Los oponentes dicen que ellos politizarán la justicia, crearán conflictos jurisdiccionales e incertidumbre a las autoridades policiales y legitimar la justicia de las masas en la forma de linchamientos y lapidación, las cuales se han hecho más comunes en los últimos dos años.
Básicamente, el referéndum constitucional involucra una opción en cuanto a si Bolivia deberÃa o no implantar un modelo socialista en una imperfecta democracia occidental liberal que obedece preferiblemente más al "corporatismo" del mandato colonial español (pero con indoamericanos, en vez de conquistadores, a cargo) que a Marx. Un presidente menos antagónico que el Sr. Morales podrÃa encontrar una manera más armoniosa de mezclar ambos. Asà como lo es, su probable victoria arriesga poner a su paÃs sobre un sendero de conflictos caóticos, parálisis gubernamental y un retroceso económico incesante.
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Este es el resumen del artículo "Nueva constitución boliviana: pasaporte a la utopÃa" publicado en Enero 24, 2009 en la revista The Economist.
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