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Impulsado por café



Revista: The Economist
Tema: Industria de energía y petróleo
Fecha: Marzo 7, 2009
Hacer funcionar un motor diesel ayudado por un combustible a base de plantas no es una idea nueva. Una de las primeras demostraciones llevadas a cabo por Rudolph Diesel, el ingeniero alemán que inventó dichos motores a finales del siglo XIX, operaban utilizando puro aceite de maní. El combustible diesel eventualmente ganó la partida debido a que era más fácil de utilizar y más económico de producir. Pero nuevas formas de biodiesel están ahora comenzando a cambiar el panorama de nuevo. Una de ellas se deriva de los restos de una bebida disfrutada en todo el mundo: el café.

La popularidad de los biodiesels está creciendo y la idea de fabricar combustibles a base de plantas, las cuales absorben el dióxido de carbono mientras crecen, es que éstos producirán menos emisiones que el quemado de combustibles fósiles. En el caso del café, el biodiesel es fabricado a partir de posos sobrantes, los cuales de otra forma serían arrojados o utilizados como abono. Investigadores en la Universidad de Nevada en Reno, EUA, han descubierto que los posos de café pueden aportar entre un 10 y 15% de biodiesel por peso relativamente de forma fácil. Y cuando son quemados en un motor, el combustible no arroja un olor desagradable –tan solo una bocanada de café. Además, luego de que el diesel es extraído, los posos de café todavía pueden ser utilizados como abono.

El trabajo de los investigadores comenzó hace dos años cuando uno de ellos, asiduo al café, dejara una taza sin terminar y al siguiente día notara que el café estaba cubierto por una película de aceite. Ellos descubrieron que el biodiesel de café es comparable a los mejores biodiesels en el mercado. Pero a diferencia de los biodiesels a base de soja y otras plantas, éste no desvía a las cosechas o tierras de la producción de comida a la producción del combustible.

Una ventaja adicional es que los aceites no modificados de plantas, como el aceite de maní utilizado por Diesel en el siglo XIX, poseen una alta viscosidad y requieren de alteraciones en los motores. El diesel derivado del café es menos espeso y puede frecuentemente ser quemado en un motor con poca o ninguna modificación. El método de extracción para posos de café es similar a los utilizados para otros aceites vegetales. Éste emplea un proceso conocido como transesterificación, donde los posos reaccionan con un alcohol en presencia de un catalizador.

La producción comercial podría ser llevada a cabo por una compañía que recolectara los posos de las grandes cadenas de café y cafeterías. Hay bastante disponible: de acuerdo a un reporte del Departamento de Agricultura de EUA, más de 7 millones de toneladas de café son consumidas cada año, lo cual estiman los investigadores pueden producir unos 340 millones de galones de biodiesel. Es hora, quizá, de servirse otra taza antes de volver a llenar el tanque del automóvil.




Este es el resumen del artículo "Impulsado por café" publicado en Marzo 7, 2009 en la revista The Economist.

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