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A sus 60 años, el lugar de China en el mundo



Revista: The Economist
Tema: Negocios con China
Fecha: Octubre 3, 2009
Para un país que se siente orgulloso de su “rebelión pacíficaâ€, fue una manera extraña de celebrar un cumpleaños. La República Popular de China celebró su sexagésimo aniversario el primero de octubre con una asombrosa demostración de poderío militar. Soldados marchando, tanques y misiles balísticos intercontinentales desplegados a lo largo de la Plaza de Tian’anmen, pasaron la famosa Puerta de la Paz Celestial en donde, hace 60 años, como le fue enseñado a cada niño en edad escolar (erradamente, ahora parece), Mao Zedong declaraba que el pueblo chino se había “levantadoâ€.

Para muchos chinos, el día a día permanece como una lucha sombría y su gobierno como uno rapaz, arbitrario y corrupto. Pero en el escenario mundial, ellos nunca habían sobresalido tanto como hoy día. El creciente poderío militar, político y económico le ha dado al país una influencia que Mao sólo podía haber soñado. Pero todavía los funcionarios chinos habitualmente se quejan de que el mundo no ha aceptado el surgimiento de China y que éste desea coartar sus ambiciones y “contenerlasâ€. EUA y otros países se encuentran atrapados, se lamentan de estos opositores de guerra en auge, en una “mentalidad de guerra fríaâ€. Algunas veces, ellos tienen razón. Pero un problema mayor es que la propia visión de mundo de China ha fallado en mantener el ritmo a la par con su creciente peso.

Imaginen ese espectacular desfile. ¿Qué mensaje significaba al ser transmitido a un mundo embelesado? China es una inmensa, nueva fuerza en el escenario mundial. Y es una autoritaria sin remordimientos como Japón y Prusia, cuyas rebeliones a finales del siglo XIX fueron a duras penas libres de problemas. China no es una potencia con status quo. Existe el asunto inconcluso de Taiwán, eventual “reunificación†que permanece un artículo de fe para China y hacia donde ha apuntado unos 1.000 misiles. Existe la gran lengua pendiendo sobre su reclamación marítima en el Mar del Sur de China, la cual enerva a sus vecinos del Sureste de Asia. Y China sigue dando recordatorios sobre su disputa pendiente con India sobre lo que es ahora el estado hindú de Arunachal Pradesh, el cual brevemente invadiera en 1962. Ni ha llegado a un acuerdo con Japón en cuanto a las islas en reclamación.

Las intenciones de China pueden ser en su totalidad pacíficas, pero sus planes para construir portaviones se encuentran inmersos en completo secreto y está modernizando su arsenal nuclear. Una módica cantidad de ansiedad con respecto a sus ambiciones es más que sólo una paranoia de la guerra fría.

Nada de esto negará que China se encuentre jugando un rol constructivo –y vital– en un número de frentes internacionales. Hace un año, existía mucho escepticismo sobre si el inmenso impulso fiscal que anunciaba para su economía era genuino. Su insistencia en que su rol principal de responderle a la crisis sería para mantener a la economía de China creciendo fue una bofetada de excusa para la inacción. El estímulo, no obstante, probó ser real y efectivo (aunque impuesto sin un debate). Además, China ha sido una parte útil del esfuerzo en la recuperación global. En la reciente reunión del G20, incluso firmó un comunicado comprometiéndose a sí misma en un proceso de cooperación económica y avalúo mutuo asistido por el FMI. El cuán lejos será sometida la toma de decisiones, turbia incluso para sus propios funcionarios, al escrutinio externo es cuestionable. Pero para un gobierno que es tan despiadadamente insistente en la inviolabilidad de su propia soberanía, esto fue un gran paso.

Los líderes chinos, correctamente indican que el suyo es un pais aún pobre, que le da prioridad a su desarrollo económico. Esto explica el mensaje de sus desfiles militares: no están dirigidos al mundo exterior, sino a su propia gente. Como no tienen mandato popular, la legitimidad del gobierno reside en su habilidad de hacer a China más rica y fuerte. El despliege de fuerza muestra lo bien que lo ha hecho, y apunta hacia su propia falta de confianza.




Este es el resumen del artículo "A sus 60 años, el lugar de China en el mundo" publicado en Octubre 3, 2009 en la revista The Economist.

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