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China y Estados Unidos |
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| Existe una profunda incertidumbre en China y EUA sobre a dónde podrÃa conducir la relación entre ambos paÃses. Sus economÃas se han interrelacionado, especialmente en la pasada década. EUA es el mayor deudor del mundo y China su mayor acreedor. Y todo en el mundo, desde el cambio climático hasta la recuperación de la economÃa, demanda que trabajen en conjunto. De otro lado están los temores de una nueva guerra. El rápido desarrollo militar de China pudiera retar a EUA como el defensor de la paz en Asia. Tras la competencia estratégica, está el alza económica de China, cuyas compañÃas acogen a regÃmenes que los occidentales rechazan. Sus inversiones en el oeste crecerán rápidamente en los próximos años y el gobierno de EUA le adeuda US$ 800 mil millones.
Las tensiones crecerán en los próximos años por dos razones. La primera es inevitable y de Ãndole polÃtica. La segunda, tiene que ver con una percepción errónea del poder. Se habla de un G2 de China y EUA, como si sus pesos globales fueran casi iguales, cuando la economÃa de China es menos de un tercio de las tasas de intercambio en el mercado de EUA, cuyo PIB por persona es 14 veces mayor y 6 veces su presupuesto de defensa. A medida que los consumidores de EUA gastan menos y el estÃmulo chino impulsa sus gastos domésticos, los enormes desbalances comerciales se encogen. El peligro de la expansión económica china al exterior es que impulse el proteccionismo cuando el desempleo en EUA es tan alto.
En términos geopolÃticos, China no tiene la influencia ni la inclinación para retar a EUA. A pesar del progreso económico, todo tipo de tensiones amenazan al régimen y explican por qué recurre tanto al nacionalismo. Es erróneo decir que el acercamiento de EUA a China está guiado por sus propias inseguridades. Simplificando, el peligro es que unos EUA atemorizados sean muy duros con la economÃa china y descuiden sus derechos humanos. Tanto China como EUA perderÃan demasiado en una guerra comercial y su autoritarismo no es más aceptable porque China sea un poder creciente. Que Obama necesite la ayuda de China para ayudarle a reparar la economÃa global, no significa que deba reprimir la crÃtica a su sistema polÃtico.
La apuesta es cuál de los dos tipos de gobierno serÃa, en última instancia, más fuerte. La respuesta china a lo del clima, a la crisis financiera y a la emergente pandemia de gripe porcina se ha facilitado gracias a su régimen autoritario, que permite movilizar enormes recursos y tomar decisiones polÃticas difÃciles. Pero carece de una respuesta más efectiva a largo plazo respecto al cambio climático y de un ambiente legal que permita la transferencia de tecnologÃas verdes. Detrás su fachada de fortaleza, subyacen debilidades inquietantes. Es probable que sus tensiones sociales crezcan, aun cuando se haga más rica. Encarcelar a los activistas no es una solución duradera. Obama debe reunirse con algunos de ellos en Beijing para enterarse por sà mismo. Si a sus anfitriones les da un ataque histérico, allá ellos.
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Este es el resumen del artículo "China y Estados Unidos" publicado en Octubre 24, 2009 en la revista The Economist.
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