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Le economía brasileña: volando demasiado alto para que sea seguro



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Brasil
Fecha: Mayo 22, 2010
Brasil ha creado 962,000 nuevos empleos en sectores formales entre enero y abril, y en los pasados seis meses la economía ha crecido a un paso anualizado de más del 10%. Muchos analistas predicen que este crecimiento será del 7% en 2010, la tasa más alta desde 1986, pero el país aún ahorra e invierte muy poco, por lo que el crecimiento podría restringirse a un máximo de un 5%, si no se estrella. La explosión de crecimiento es un resultado parcial de las medidas de estímulo del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva cuando la crisis financiera mundial puso al país en recesión en 2008. Pero muchos de los gastos extra del gobierno se están volviendo permanentes y la economía empieza a parecerse a un Toyota con el acelerador pegado al piso. La tensión se está notando. Los negocios persiguen la mano de obra preparada y la inflación en los últimos 12 meses hasta abril, llegó a 5.3%, por encima de la meta del Banco Central de 4.5%. Las importaciones podrían superar a las exportaciones este año, por primera vez desde el 2000, y el déficit en las cuentas corrientes, aumentar hasta el 3% del PIB.

Para los críticos del gobierno, la distendida política fiscal está haciendo la tarea del Banco Central más difícil, aumentando el riesgo de que el boom termine en una violenta reducción en la tasa de crecimiento del próximo año. Al asumir la presidencia en 2003, Lula heredó las políticas fiscales legítimas de su predecesor y gracias a un crecimiento más rápido y a mayores ingresos tributarios, entre 2003 y 2008 pudo controlar la deuda pública, aun cuando los gastos se expandían. Tratando la recesión como una “licencia para gastar”, ahora está minando la credibilidad que construyó. Preocupado, el gobierno ha retirado casi todas las deducciones fiscales promulgadas para impulsar la demanda y ha hecho importantes recortes al presupuesto de gasto público, pero dado lo generoso de éste, incluso mayores recortes solo lentificarían la tasa de aumento del gasto.

El gobierno sigue inyectando dinero a la economía en dos formas controversiales: 1) el Banco Nacional de Desarrollo (Bndes), cuyos préstamos cuestan alrededor de la mitad de la tasa del BC, los ha expandido en casi la mitad, gracias a que el Tesoro le otorgó dos créditos a largo plazo a cambio de pagarés IOU, lo que ha conllevado acusaciones de contaduría creativa. Esto, no obstante, no ha elevado los activos netos, que han vuelto a su nivel de mediados del 2008, y la deuda de Brasil se mantiene más baja que las de los países europeos. 2) el gobierno ha elevado sus gastos de nómina y el total de los sueldos federales suman más del doble, en términos nominales, entre 2003 y 2009, mientras la inflación fue menos del 50%. Lula también ha elevado el salario mínimo más rápido que la inflación, haciendo la distribución de ingresos menos sesgada, e impulsando la demanda del consumidor, pero con un efecto secundario sobre los beneficios de las
pensiones.

Un crecimiento más rápido permitirá al gobierno apretar un poco los gastos de nómina y pensiones en los próximos años. El Bndes ayudó a sustentar las inversiones cuando los mercados financieros se congelaron y la última acometida de inestabilidad financiera vio depreciarse al real en 5% más o menos este mes, pero con sus reservas internacionales, Brasil podrá enfrentar el pánico de mercado. Muchos europeos adorarían tener los problemas de Brasil, cuya economía ha adquirido una fortaleza subyacente. Las compañías buscan satisfacer la demanda de bienes para una clase media baja en expansión, y China sigue absorbiendo sus exportaciones de materias primas. La productividad está en aumento y los costos por unidad laboral crecen solo la mitad de la tasa de sueldos reales. Pero los precios de los productos básicos comienzan a debilitarse y se aseguraría un crecimiento más rápido si el gobierno bajara las tasas de interés e instalara una mejor infraestructura. El próximo presidente, que podría ser la candidata de Lula, Dilma Rousseff, tendrá que abordar esto.




Este es el resumen del artículo "Le economía brasileña: volando demasiado alto para que sea seguro" publicado en Mayo 22, 2010 en la revista The Economist.

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