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La caída de las Cataratas del Niagara



Revista: Business Week
Tema: Lugares
Fecha: Diciembre 6, 2010
En una noche de neblina a finales de octubre, un periodista con cabello de aspecto grasoso llegaba al bar de Frankie G., un húmedo antro en las Cataratas del Niágara, la decrépita ciudad situada al oeste del estado de Nueva York que yace en la cima de una de las maravillas naturales del planeta. El editor, Mike Hudson, tiraba algo de dinero y ordenaba una ronda de Labatt’s para la casa, la cual constaba de cinco personas, incluyendo al propietario. Hudson, el fundador del tabloide semanal Niagara Falls Reporter, se refiere libremente a su pueblo como un “lugar olvidado por Diosâ€, y fue difícil discutir acerca del estado del vecindario que rodeaba al bar. El área es la peor que la ciudad puede ofrecer, un lugar de drogas y crimen y casas de ladrillos cercadas con tablas.

La caída de las Cataratas del Niágara hacia la desgracia –muy a pesar de su proximidad con una atracción que fascina al menos a 8 millones de turistas cada año– es una historia que el pequeño periódico de Hudson ha estado contando por años. Ésta comprende casi cualquier error que una ciudad podría cometer, incluyendo la que Frankie G. citó: una decisión tomada por el alcalde en los años 60 de derribar su pintoresco centro de la ciudad y reemplazarlo con un montón de caprichos modernistas. Ginger Strand, autora de Inventando el Niágara: Belleza, Poder y Mentiras, se refirió al lugar como a “una historia en miniatura de ideas equivocadas sobre renovación urbanaâ€.

Las Cataratas del Niágara poseen algo que las separa de otras poblaciones del cinturón industrial que se encuentran terminalmente deprimidas, algo que hace de sus fracasos económicos lo más extraordinario: esas cataratas, la cascada de trueno de 176 pies de altura que no es menos impactante por ser el destino de la luna de miel de sus abuelos. Por muchos años, la ruta de la ciudad hacia un mejor futuro parecía franca y conducía hacia la orilla del agua, en donde se podía ver toda la frontera con Canadá y apreciar un horizonte brillantemente encendido con nuevas torres de hoteles. “Es una meca que prospera por alláâ€, dice Hudson. “Por aquí, es una barriadaâ€.

Mientras que los canadienses construían restaurantes temáticos y suites de lujo, el lado estadounidense se iba en picada. El ingreso medio familiar ahora es de sólo US$30.000, 40% por debajo del promedio nacional, y un quinto de sus 50.000 residentes (menos de los 100.000 que había en 1960) viven por debajo de la línea de pobreza. Hasta el mes de noviembre, el desempleo se localizaba en 7,5%, muy inferior al promedio a nivel nacional; tantos han estado desempleados por tanto tiempo ya no se registran como parte de la fuerza laboral.

Las personas en las Cataratas del Niágara están tan furiosas que no han reelegido a un alcalde en 20 años. Las cosas se encuentran tan deprimidas que uno de los principales problemas criminales de las Cataratas del Niágara es una “epidemia†de incendios sin razón, el antiguo jefe de bomberos le dijo a un diario local. A finales de octubre, la furia incitó a muchos hogares en este pueblo tradicionalmente demócrata a colocar letreros en los jardines que decían “Yo también estoy demasiado furioso, Carlâ€, un apoyo publicitario para el candidato a gobernador Carl Paladino del partido Tea Party de Nueva York. Aunque Paladino fue vencido por Andrew Cuomo el día de las elecciones, él obtuvo más del 60% de los votos en el Condado del Niágara, y la población expulsó a ambos de sus legisladores demócratas estatales actuales.

Las Cataratas del Niágara solían inspirar a la gente a soñar. En el siglo XIX, un inversionista llamado William T. Love propuso construir ahí una metrópolis utópica llamada Model City, a lo largo de los bancos del canal que se encontraba excavando. Su ciudad jamás fue erigida, y Love Canal prosiguió a convertirse en un notorio sitio de desechos tóxicos. “Debido a que fue un lugar que atraía a visionarios y grandes pensadores, siempre ha mostrado el camino a donde se dirigía la naciónâ€, dijo Strand. Si el estancamiento económico y la desconfianza del gobierno son las características que definen este momento americano, las Cataratas del Niágara trazaron su camino hacia el fondo.




Este es el resumen del artículo "La caída de las Cataratas del Niagara" publicado en Diciembre 6, 2010 en la revista Business Week.

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