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Obama, Brasil está en Latinoamérica



Revista: América Economía
Tema: Política
Fecha: Marzo 2011
Si exceptuamos los funcionarios de los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Nicaragua, pocos critican tanto al presidente estadounidense Barack Obama como los empresarios latinoamericanos. Se trate del TLC en suspenso con Colombia, de las barreras al etanol brasileño o de la permisividad con que Washington acepta que los narcos mexicanos se abastezcan abiertamente de armas en EUA, los motivos de queja no faltan. Debido a ello, la gira de cinco días en que el mandatario visitó Brasil, Chile y El Salvador, durante el mes de marzo, generó sentimientos encontrados. Para algunos fue un poco más que protocolo y promesas vacías. Para otros, pudo haberse puesto en marcha un corrimiento tectónico suave, pero de largo plazo, con el que el país del norte impulsará puntos clave de su agenda.

Las agendas internas de EUA y Brasil son hoy bastante convergentes. Se trata de cómo controlar la deuda pública, de cómo invertir mejor el dinero público, de cómo mejorar la educación, la innovación y la infraestructura. Guardando las proporciones, son exactamente iguales. No todo, sin embargo, es armonía. En la capital estadounidense hay dudas acerca de cuán vigoroso es el alejamiento de Dilma Rousseff con respecto a Irán. “Ha hablado a favor de los derechos humanos, sí, pero nada más. ¿Se aleja realmente? En toda la crisis del Medio Oriente, ella ha estado en silencio”, dice una fuente cercana al gobierno en Washington.

Un tira y afloja menor, pero no irrisorio, es el deseo brasileño de transferencia tecnológica militar por la compra eventual de cazabombarderos F-18. El subsecretario de Defensa de EUA, Frank Mora, la ha aceptado, diciendo al Senado que será “una transferencia importante de tecnología”. Las discrepancias de los dos países están en el sentido de la palabra “importante”. Brasil quiere que signifique “suficiente” para poder construir en el futuro inmediato sus propios aviones de este tipo. Para EUA, es todo lo contrario. Si a lo anterior agregamos la modernización de las fuerzas armadas brasileñas, los temas de cooperación energética y la posible participación empresarial estadounidense en los proyectos inmobiliarios vinculados a las Olimpíadas, se corre el peligro de que el vigoroso árbol de la agenda brasileña aplaste al raquítico bosque de la agenda regional.

¿Pero acaso hay una agenda regional? Un experto de Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella en Buenos Aires, recuerda la afirmación del ahora ex presidente Lula de que, desde que asumió Obama, no ha pasado nada en la relación entre EUA y América Latina. “Mostraba una insatisfacción que también se ha sentido en toda la región”, señala. Para el experto, a nivel regional, la gira de Obama puede ser entendida también como una manera “de formalizar un diálogo más maduro: volver a una presencia del Departamento de Estado y no tanto del Departamento de Defensa, como ha sido hasta ahora”. En los hechos, desde Washington, lo que hay realmente es una agenda bastante acotada, como un viaje preliminar para mostrar que existe una voluntad de atención. Ésa es la buena noticia. La mala es que: “Hay asuntos delicados de los que Obama no quiere hablar”, dice. Y, por diversas razones, ni Brasil ni Chile ni El Salvador se los iban a plantear.

La visita del presidente Obama sin duda “es un intento de mostrar interés en la región, la cual, debido a la lejanía de EUA, se está acercando, sobre todo en términos de economía y comercio, a China”, dice Rubens Barbosa, ex embajador en Washington desde 1999 a 2004, quien es también presidente del Consejo Superior de Comercio Exterior de la poderosa FIESP, la federación de industriales de Sao Paulo. “Creo que América del Sur va a ser un proveedor importante de productos estratégicos para la economía de EUA”. Pero aquí, nuevamente, el tamaño de Brasil conspira. Es tan grande que puede querer hablar sólo por sí mismo. Hoy es el 60% de la economía de América del Sur y puede llegar a ser el 70% en 10 años, si la tendencia actual continúa.

El reto para Brasil es ¿cómo lograr que su poder regional sea reconocido como liderazgo regional? Eso se logra mediante la cooperación para que la prosperidad sea compartida. Así, El Salvador, por demasiado pequeño y atormentado por problemas, y Chile, por demasiado orgulloso (y algo ingenuo) con respecto a sus diferencias con el resto, no pueden ni quieren hablar por toda Latinoamérica frente a EUA. Estamos en manos de la boca de Dilma.




Este es el resumen del artículo "Obama, Brasil está en Latinoamérica" publicado en Marzo 2011 en la revista América Economía.

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