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¿El final del sida?



Revista: The Economist
Tema: Tendencias y futuro
Fecha: Junio 04, 2011
Desde 1981, 25 millones de personas han muerto de SIDA y otros 34 millones están infectadas. Hoy la guerra contra la enfermedad está yendo mucho más allá de lo que nadie soñó. Hace una década, se esperaba que la mitad de la población de varios países del sur de África muriera de SIDA. Actualmente, la tasa de mortalidad está disminuyendo. En 2005 la enfermedad mató 2,1 millones de personas y en 2009 murieron 1,8 millones. Ya se han salvado alrededor de 5 millones de vidas por tratamiento con fármacos. En 33 de los países más afectados la tasa de nuevas infecciones ha bajado un 25% o más de su pico anterior. Un estudio reciente sugiere que los fármacos usados para tratar el SIDA podrían también detener la transmisión. Ya la cuestión para el mundo no sería si se puede eliminar la plaga, sino si se está preparado para pagar el precio. Si se logra vencer al virus, sería a través de una alianza de la ciencia con el activismo y el altruismo.

La ciencia proviene de las compañías farmacéuticas, que en 1996 produjeron simultáneamente un conjunto de fármacos similares, que inhibían una de las enzimas más importantes del virus del SIDA. Su efecto era milagroso si la persona (o el gobierno) podía pagar los US$ 15.000 anuales que costaban cuando aparecieron en el mercado. Mucho del activismo vino de los homosexuales del mundo rico, que primero presionaron a las compañías farmacéuticas a crear las nuevas medicinas y luego las comenzaron a presionar para bajarles el precio. El altruismo comenzó a levantarse cuando se hizo claro, a mediados de los 90, que el SIDA no era solo una enfermedad del mundo rico y que incidía en los miembros más productivos de la sociedad. Gracias al enorme esfuerzo de los filántropos Occidentales y algunos políticos, se crearon programas para proveerles fármacos a los infectados. El resultado es irregular. No todos están recibiendo tratamiento y las píldoras no son una cura; si se las deja de tomar, el virus regresa. Pero es un gran paso con respecto a hace diez años.

Hoy la ciencia tiene otras promesas. Solo unos pocos sistemas inmunes pueden controlar la enfermedad de forma natural (lo que sugiere que una vacuna sería posible) y se han descubierto anticuerpos que neutralizan al virus (y pudieran ser la base de fármacos para eliminar el SIDA). Pero una cura parece estar muy alejada aún. Por ahora, la prevención es la mejor opción. Hay varias formas de impedir que la gente siga contrayendo la enfermedad. Instarlos a usar condón y tener menos contactos sexuales tiene algún efecto. La circuncisión ayuda a proteger a los hombres. Un microbicida vaginal aún en estudio podría proteger a las mujeres. Las nuevas esperanzas se centran en combinar tratamiento con prevención, que ambos vengan en la misma píldora. Si se puede evitar que el virus se reproduzca en el cuerpo, no solo se salva una vida, también se rompe la cadena de transmisión.

Es una enorme tarea. Tendría que tratarse a los 34 millones de personas infectadas, y que acepten el tratamiento quienes aún no tienen síntomas, lo que tomaría años y costaría mucho dinero. Unos US$ 16 mil millones anuales se gastan hoy en el SIDA en países pobres y de medianos ingresos, pero este nuevo enfoque llevaría a un pico de US$ 22 mil millones en 2015, y una caída posterior. La mayoría de los gastos extra serían compensados por un ahorro en los tratamientos de quienes no se infectaron (unos 12 millones). A US$ 500 por persona al año, los beneficios sobrepasarían los costos económicos. Por ahora, la batalla se centra en impedir que algunos países ricos, como Holanda y España, sigan recortando sus contribuciones al Fondo Global, uno de los dos principales distribuidores de fármacos antisida. El 8 de junio, Naciones Unidas se reunió para discutir qué hacer después. Todavía queda mucho camino por recorrer. Pero el SIDA puede ser vencido.




Este es el resumen del artículo "¿El final del sida?" publicado en Junio 04, 2011 en la revista The Economist.

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