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La gran represión



Revista: The Economist
Tema: Economía
Fecha: Junio 18, 2011
De las consecuencias propias de la crisis económica, la creciente deuda soberana será la más difícil de solucionar. En todo el mundo rico, los niveles de deuda está llegando a 90% del PIB. Los gobiernos endeudados cuentan con una serie de opciones nada envidiables. Por ejemplo, una mayor austeridad podría terminar de ahogar la recuperación económica. Asimismo, una mora de la deuda sería un verdadero problema. Por tanto, los políticos están buscando una mejor salida. Y, de hecho, la hay. Después de la Segunda Guerra Mundial, buena parte de los países redujeron su deuda rápidamente sin moras ni austeridad. Por ejemplo, la deuda británica pasó de 216% del PIB en 1945 a 138% en diez años. En cambio, en los cinco años que terminarán en 2016, se espera que la deuda británica caiga sólo tres puntos porcentuales a pesar de los duros programas que está aplicando. ¿Por qué fue tan fácil reducir la deuda apenas finalizada la guerra?

Entre 1945 y 1980, las tasas de interés negativas se comieron la deuda gubernamental. Los ahorristas depositaban su dinero en los bancos que, a su vez, le hacían préstamos al gobierno a una tasa de interés inferior al nivel de inflación. Luego, el gobierno les pagaba a los ahorristas con dinero que tenía menos poder adquisitivo que antes. El dinero que perdían los ahorristas redundaba en una reducción de la deuda del gobierno. El gran misterio es por qué los ahorristas aceptaron esta situación durante un período tan largo.

El ingrediente fundamental, según indican Carmen Reinhart, del Peterson Institute, y Belen Sbrancia, de la Universidad de Maryland, fue la "represión financiera", es decir, un conjunto de políticas aplicadas en el mundo rico de posguerra, que crearon un mercado doméstico cautivo para la deuda del gobierno. La tasa de cambio y el control de capitales del sistema financiero Bretton Woods impedía que los ahorristas obtuvieran altos retornos en el exterior. Además, la necesidad de fortalecer las reservas obligó a los bancos a mantener buena parte de los ahorros en instrumentos seguros, tales como los bonos del gobierno. Este tipo de reglas no se adoptaron para facilitar la reducción de la deuda, pero esta última fue un efecto inesperado de aquellas.

La represión dio resultados sorprendentes. Así que es posible que los políticos se sientan tentados a implementar este modelo, a pesar de las distorsiones que genera. Afortunadamente, el mundo financiero es ahora mucho más liberal y multipolar que antes. El sistema Bretton Woods se fracturó ante las presiones inflacionarias de los años setenta, justo cuando el mundo rico se embarcaba en tres décadas de liberalización financiera. El capital fluye hoy en día con mayor rapidez y facilidad en todo el mundo en busca de mejores retornos. Occidente ha hecho poco por cambiar esta situación. Lo importante es que los gobiernos dejen de endeudarse. Es imposible evitar cierto grado de austeridad incluso en los sistemas financieros reprimidos. La mayoría de las economías tendrán que reducir sus deudas de la manera más dura.




Este es el resumen del artículo "La gran represión" publicado en Junio 18, 2011 en la revista The Economist.

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