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A la caza de los ricos



Revista: The Economist
Tema: Demografía y Migracion
Fecha: Septiembre 24, 2011
En el mundo desarrollado la caza de más impuestos de los ricos está en vigor. En Francia les recargan el 3% a los que tienen ingresos por encima de €500.000, y los británicos impusieron una tasa límite “temporal†del 50% del ingreso fiscal a ingresos por encima de £150,000. En EUA un nuevo plan de reducción del déficit apunta a aumentos en los impuestos solo para ricos, incluyendo la “regla de Buffettâ€, para que ningún hogar que produzca más de US$ 1 millón al año pague una tasa promedio inferior que las familias de la “clase mediaâ€. Nosotros rechazamos la noción de que están justificados los impuestos más altos para los ricos debido al rol financiero de las industrias en la crisis: la retribución es un razonamiento muy pobre para la imposición de impuestos, y las medidas que golpean a los ricos tampoco constituyen una buena política, pues unas altas tasas de impuestos marginales desaniman a los empresarios, y con solo aumentar sus impuestos no se cubrirá el déficit de EUA.

El debate está venenosamente desviado, pero hay tres buenas razones de por qué los ricos deben pagar más impuestos, sin bien no en las formas que los gobiernos del mundo rico están proponiendo. Primero, los déficits de Occidente no deben ser cubiertos solo por los recortes de los gastos, aunque estos tengan mayor peso. La proporción 4:1 británica es casi correcta, pero la experiencia también sustenta que unos impuestos mayores pueden ser incluidos en la mezcla. En EUA, su proporción es históricamente baja después de años de reducciones y allí el impuesto tiene que formar parte de la carga. En segundo lugar, está el argumento político: los recortes de gastos son desproporcionados sobre los menos prósperos; y, aun antes de la crisis, los ingresos de la media estaban declinando, mientras la globalización seguía premiando más a los ganadores.

La pregunta es cómo hacerlo, pues hasta ahora los gobiernos se han enfocado en la elevación de las tasas marginales de los impuestos sobre ingresos, y los ricos han respondido cambiando sus ingresos hacia formas que exijan menos impuestos, mudándose, trabajando menos y tomando menos riesgos empresariales. La tasa del 50% de Gran Bretaña es más dañina que la propuesta de Obama de elevar las tasas máximas de los impuestos federales sobre ingresos de 35% a 39.6%. Algunos de los que ganan US$ 1 millón pagan más impuestos en Londres que en cualquier otra capital financiera, y la excusa de que fue peor en los 70, escasamente inspira confianza. Dada la necesidad del mundo rico de un crecimiento más rápido, los gobiernos deben estar en guardia contra los incrementos agudos –e innecesarios- de los impuestos.

El tercer argumento para recaudar más dinero de los ricos es que puede hacerse, no aumentando el impuesto marginal, sino haciendo más eficiente el código impositivo. El rango es más obvio en EUA, que descansa más que otros países en los impuestos sobre ingresos y tiene una masa de deducciones en todo, de modo que los tributos son recolectados en una base muy estrecha. Salir de las deducciones (cuyos principales beneficiarios son los ricos) simplificaría el código y lo elevaría a tanto como US$ 1 billón anual y los más ricos pagarían la mayoría. Como las tasas marginales no serían tocadas, se desanimaría menos a crear riquezas. En Europa, donde los sistemas impositivos son más eficientes, una opción sería mover el peso de los ingresos a las propiedades, que recolectarían más de los ricos, pero con menos impacto en su ánimo de tomar riesgos. Y a ambos lados del Atlántico hay que ampliar la separación entre las tasas de impuestos sobre salarios y bonos, y sobre dividendos y ganancias al capital. Imagine un sistema fiscal que iguale las tasas máximas sobre salarios y capital, y virtualmente elimine todas las deducciones. Para evitar pechar doblemente a las inversiones, deben eliminarse los impuestos corporativos y permitir una tasa máxima menor sobre el impuesto a los ingresos. Así se lograría un mayor total de impuesto a los ricos, sin dañar el dinamismo de la economía.




Este es el resumen del artículo "A la caza de los ricos" publicado en Septiembre 24, 2011 en la revista The Economist.

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