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Los desafíos del sector agrario argentino en el nuevo mandato de Cristina Kirchner



Revista: Knowledge @ Wharton
Tema: Industria de alimentos y bebidas
Fecha: Enero 10, 2012
Los productores agropecuarios argentinos esperan un cambio favorable en el campo a partir del canal de diálogo que se abrió con la visita de la presidenta Cristina Kirchner (antes de las elecciones), a Coninagro (Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada) que representa a las cooperativas de pequeños y medianos productores agropecuarios de Argentina. Coniagro, junto a otro grupo de organizaciones, integra desde 2008 la Mesa de Enlace, que defendió los intereses del sector rural ante la crisis que se inició en marzo de ese año, cuando el gobierno elevó la alícuota de un 35% fijo de retenciones a las exportaciones agrícolas a un 44% de retenciones móviles, según fluctuaran los precios internacionales de los productos básicos. Esto generó un conflicto de 101 días, que se resolvió a favor del sector agrario cuando el Senado vetó la medida del Gobierno. 4 años después, los productores del campo están lejos de mejorar su competitividad no solo por el impuesto del 35%, sino también por los cupos para exportar que impone la secretaría de Comercio; la subida de los precios en los principales insumos; la inflación cercana al 25%; y la falta de mejoras en infraestructura.

Algunos expertos ven en la visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a Coninagro, de obvia connotación electoral, el inicio de un diálogo franco y constructivo entre ambas partes que podría llevar al entendimiento si se amplía a los demás miembros de la Mesa de Enlace. A este cambio de actitud hay que sumar la presentación de las metas al 2020 del PEA2 (Plan Estratégico Agroalimentario), que lanzó el Ministerio de Agricultura, y el anuncio por la propia mandataria del PEI (Plan Estratégico Agroindustrial), a principios de octubre en Venado Tuerto, zona núcleo de la producción agrícola en la Argentina. Todo hace esperar que se concrete una mesa de negociación a corto plazo, y se acometan reformas en un sector que aporta el 36% del empleo del país y el 54% de las divisas; y que, en los últimos 8 años, le dio 48.000 millones de dólares al Gobierno en concepto de retenciones.

De concretarse pronto la negociación, la agenda sería amplia y compleja. En lo fiscal, debería tratarse la eliminación progresiva de impuestos distorsionantes, que deterioran el ingreso de los productores, y atentan contra una mayor inversión tecnológica, impactando en la economía regional. En lo comercial, evitar el establecimiento por el Estado de cupos de exportación que minan la rentabilidad de la producción. En cuanto a los cambios en el sistema de retenciones, dependerán de qué ocurra con los precios internacionales de los granos; y de si se decide un nuevo esquema impositivo menos distorsionantes y que propenda a la agregación de valor en origen. Para otros, no hay que esperar muchos cambios, pues la situación económica del 2012 en Argentina requiere de ahorro fiscal y las retenciones juegan un papel importante. Los productores piden al gobierno mecanismos de contención, con créditos muy subsidiados para poder competir en la compra de insumos y centrarse lo más posible en los sistemas cooperativos para vender mejor los cereales. También podría haber un precio diferenciado del combustible para medianos y pequeños productores, así como alguna tarjeta con bonificaciones o beneficios según la clase de productor.

Además de la situación fiscal y regulatoria, el país enfrenta problemas antiguos, como la inadecuada infraestructura. La inseguridad, las rutas congestionadas por el alto caudal de tránsito, la falta de obras viales y el poco uso del ferrocarril encarecen los precios y le restan competitividad al sector agropecuario. La Argentina, dueña de un suelo y un clima extraordinario para la agricultura, podría y debería reposicionarse como abastecedora permanente y segura de alimentos y energía renovable (como el biodiesel, que se elabora a partir de cereales), lo que requiere una política de Estado, con seguimiento, pero sin intervención en los mercados. Para los productores, la visita de Cristina Fernández a Coninagro fue un paso importante, pero habrá que esperar a ver qué pasa. Ellos se ayudan y protegen entre sí, pero también el Estado tiene que hacer cosas, pues todos los años se pierden cerca de 10 mil productores por falta de una política agraria concreta.




Este es el resumen del artículo "Los desafíos del sector agrario argentino en el nuevo mandato de Cristina Kirchner" publicado en Enero 10, 2012 en la revista Knowledge @ Wharton.

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