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En busca de protección



Revista: The Economist
Tema: Negocios en Brasil
Fecha: Enero 14, 2012
Frente al centro comercial más conocido de Río de Janeiro, justo antes del túnel que llega a los centros vacacionales de Copacabana e Ipanema, se erige la nueva y reluciente sala de exposiciones y ventas de JAC Motors, fabricante chino de automóviles propiedad del estado. La importancia del lugar está justificada: los automóviles importados de China están ahora presentes en todas las vías de Brasil. Esto ha alarmado a los fabricantes de automóviles de Brasil y a la presidenta Dilma Rousseff. El mes pasado se le hizo un aumento impositivo de 30% a los automóviles que contengan menos de 65% de partes fabricadas en Brasil. Este es desde luego un caso claro de proteccionismo. Es casi seguro que viola las reglas de la Organización Mundial de Comercio, que normalmente recibe el apoyo de Brasil. Todo esto demuestra lo sensible que se ha vuelto el gobierno de Rousseff ante los rumores de que el país se está "desindustrializando".

Aunque los últimos informes muestran un leve incremento de la producción industrial, esta se ha mantenido igual por más de un año. El crecimiento económico ha decaído. Pero la demanda sigue siendo robusta. De hecho, aumentó más de 4% el año pasado. Una mayor parte del mercado va a los importadores; sobre todo China. Las importaciones de automóviles chinos casi se quintuplicaron el año pasado. De hecho, China se está convirtiendo con increíble rapidez en el socio económico más importante de Brasil. El comercio total entre ambos países ha aumentado en 17% desde 2002. Pero las fricciones están apareciendo igual de rápido. Aunque Brasil disfruta de un excedente en su comercio con China, la mayoría de sus exportaciones son materias primas (principalmente hierro, soya y petróleo). En cambio, sufre un gran déficit de manufactura.

Las razones no son difíciles de ver. En los últimos años, los fabricantes brasileños han tenido que lidiar con una moneda fuerte, altas tasas de interés, altos impuestos, mala infraestructura y una fuerza de trabajo mal formada. "Brasil está enfrentando un gran reto competitivo, exacerbado por sus relaciones con China", señala Sérgio Amaral, ex ministro de industria y ahora presidente del consejo comercial Brasil-China. La respuesta del gobierno ante esta situación han sido un conjunto de medidas proteccionistas a corto plazo y algunos tímidos pasos hacia ciertos cambios de políticas a largo plazo.

Gran parte de los industriales brasileños distinguen entre los chinos y otros competidores. "No creemos en el proteccionismo", insiste Roberto Giannetti, de la Federación de Industrias de São Paulo (FIESP). Pero añade que "hoy en día China no es un socio justo". La FIESP señala que no quiere un incremento arancelario para los automóviles importados. Pero se queja de que los fabricantes brasileños se encuentran con varias barreras a la hora de exportar productos a China.




Este es el resumen del artículo "En busca de protección" publicado en Enero 14, 2012 en la revista The Economist.

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