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En la unión está la fuerza



Revista: The Economist
Tema: Comercio exterior
Fecha: Marzo 10, 2012
Para las mayores economías de Suramérica, la confianza y fanfarronería de años recientes está dando paso al miedo de que los gigantes asiáticos invadan su mercado. Las monedas de América del Sur se han mantenido fuertes y los costos de la región han subido, pero China sigue siendo un formidable competidor, dando mordidas a la fabricación local, especialmente en Brasil y Argentina, y el primero empieza a perder terreno en América, su principal mercado de exportación. Por eso están recurriendo al proteccionismo. En Argentina exigen a algunos importadores equiparar sus órdenes con las exportaciones, y ya no se conceden licencias de importación a firmas brasileras, burlando las reglas de MERCOSUR, al que ambas naciones pertenecen. Brasil también ha adoptado la fiebre proteccionista, al amenazar con romper un acuerdo con México que permite el libre comercio de vehículos entre los dos países.

Los principales perdedores con las barreras al gran comercio serán los consumidores, que tendrán que pagar precios más altos por los autos y otros productos, mientras que los industrialistas se embolsan ganancias no merecidas. El problema subyacente de Brasil es que unas altas tasas de intereses e impuestos, sumadas a una infraestructura deficiente, hacen caro el hacer negocios en el país, lo que se agrava por la fuerza del real, parte de la cual viene del flujo de capital a corto plazo en búsqueda de ganancias de esas altas tasas de interés y la otra es reflejo de una mayor riqueza. Brasil acaba de sobrepasar a Gran Bretaña como la sexta mayor economía del mundo y la industria tendrá que acostumbrarse a eso.

Para crédito suyo, Dilma Rousseff, la presidenta de Brasil, está tratando de recortar los costos del país, aun con timidez. Pero el proteccionismo envía un mensaje equivocado. Brasil debería estar liderando un nuevo empujón para derrumbar en lo posible las barreras dentro de América Latina. Esa es la idea de la integración económica regional, que en los años recientes ha languidecido. Los países de la región exportan mucho menos a sus vecinos que sus contrapartes en otros continentes, debido en parte a las enormes distancias, pero también por mayores tarifas, retenciones en la aduana, y una madeja enredada de acuerdos de intercambio separados y pobres vínculos de transporte.

Brasil y Argentina debían de mirar a México. Después de ver que los empleos de las manufactureras migraron a China, su industria está creciendo de nuevo, debido en parte a su amplia red de acuerdos de comercio, incluyendo el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con EUA; y también porque los altos salarios y costos del transporte están haciendo más caros los productos de China. Hace una década, Brasil salió de las conversaciones para convertir al TLCAN en un Área de Libre Comercio de las Américas de 34 países. Muchos industrialistas de São Paulo ahora se arrepienten de esto. Su principal mercado, que está en las Américas, podría y debería crecer, pero no sucederá si los gobiernos ponen más barreras al comercio.




Este es el resumen del artículo "En la unión está la fuerza" publicado en Marzo 10, 2012 en la revista The Economist.

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