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Debate de suma cero



Revista: The Economist
Tema: Economía
Fecha: Mayo 05, 2012
Los ejecutivos acusan a la tasa del impuesto sobre la renta de propiciar la debilidad económica de Estados Unidos. La campaña de Mitt Romney está centrada en acusar a Barack Obama de hacerle la guerra al capital. Sin embargo, el impuesto sobre el capital de Estados Unidos no es realmente confiscatorio. A una tasa de 39,2% (que incluye impuestos estatales y locales) es uno de los impuestos sobre la renta más altos del mundo rico, pero algunas lagunas jurídicas permiten que las compañías paguen sólo 27,6%; es decir, casi lo mismo que en Inglaterra (27,4%) y menos que en Alemania (31,6%). El impuesto sobre las ganancias de capital es de 15%, es decir, muy inferior que en muchos otros países. Si bien es cierto que Romney es un ardiente defensor del capital, tanto este como Obama están de acuerdo en que se deben hacer reformas. Esto más que una batalla es una escaramuza.

Pero hay una batalla más interesante en el ámbito de la teoría económica. Durante una generación, el mensaje de esta profesión ha sido sencillo: mientras más bajo el impuesto sobre el capital, mejor. Incluso algunos economistas preferirían eliminar por completo este impuesto. Este fanatismo surgió a partir de ciertos modelos desarrollados a partir de la década de los setenta. Pero algunos economistas están poniendo en tela de juicio esta idea, sobre todo porque las reducciones de la tasa del impuesto sobre el capital parecieran generar más desigualdad que crecimiento.

Según un artículo publicado en 2008 y escrito por Juan Carlos Conesa, de la Universitat Autònoma de Barcelona, Sagiri Kitao, de la Universidad del Sur de California, y Dirk Krueger, de la Universidad de Pensilvania, el impuesto sobre el capital "no es una mala idea después de todo". Los mercados de capitales son imperfectos y, por tanto, los hogares no son capaces de protegerse contra todos los vaivenes. Así que es importante crear impuestos sobre el retorno del capital para generar tranquilidad social.

Y en un reciente artículo los profesores Emmanuel Farhi, de la Universidad de Harvard, Christopher Sleet y Sevin Yeltekin, de la Carnegie Mellon University, e Ivan Werning, del MIT, también argumentan en contra de la eliminación de este impuesto. Según los autores, la creciente desigualdad es una fuerza política desestabilizadora, que podría impulsar a ciertos gobiernos futuros a expropiar riquezas por medio de altos impuestos. Esta amenaza podría desalentar el ahorro y la inversión ahora, y este es un lujo que una economía débil no se puede dar. Paradójicamente, un impuesto progresivo sobre el capital en el presente podría atraer más inversión si se mantiene la desigualdad a raya y si se convence a las firmas de que las riquezas de ahorran (en su mayoría) a largo plazo.




Este es el resumen del artículo "Debate de suma cero" publicado en Mayo 05, 2012 en la revista The Economist.

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