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Primero la patente, luego el prototipo



Revista: Business Week
Tema: Legal
Fecha: Agosto 2012
En el mundo competitivo de Silicon Valley, llueven las demandas y litigios por plagios o por robo de ideas sobre posibles novedades tecnológicas. Por tal razón, cada vez son más las pequeñas empresas que buscan asesoría legal para salvaguardar sus ingeniosos bocetos con la ayuda de extensas patentes, incluso antes de haber manufacturado el primer prototipo.

Tal es el caso del físico Craig Ciesla, fundador de la compañía Tactus Tecnología, quien se topó con la fascinante idea de desarrollar una tecnología que permitiera la aparición de botones desde las pantallas de los teléfonos inteligentes, tabletas, TV y otros equipos. Por ejemplo, al desear escribir un correo electrónico en una tableta, se proyectaría, por arte de magia, un teclado, que se desvanecería cuando el usuario se aleje de la pantalla o deje de usar esta aplicación.

Antes de empezar a darle vida a su invento, Ciesla, sin embargo, optó por planificar una patente para la aplicación e invertir buena parte de su dinero y de su tiempo en asesoría legal. Incluso antes de buscar su primer financiamiento, ya el inventor había patentado 20 aplicaciones de su tecnología.

Es común, en Silicon Valley, que las empresas emergentes no se apuren en desarrollar los prototipos; al contrario, prefieren protegerlos primero con portafolios (incluyendo todas las posibles extensiones de la tecnología) blindados con propiedad intelectual. Es allí donde surge la eterna batalla de patentes que libran las gigantes tecnológicas, tales como Apple, Samsung y Google, las cuales se atacan constantemente por el diseño de los teléfonos inteligentes o por la violación del uso de sus patentes.

A raíz de esto, han surgido asesores de propiedad intelectual que cobran honorarios cerrados (alrededor de unos US$ 15 mil) por la patente de una aplicación, mientras que la mayoría cobra una tarifa por hora, la cual puede llegar a resultar en un promedio de unos US$ 40 mil por patente aprobada. A todo esto se le suma el hecho de que, hoy en día, cada teléfono inteligente arrastra consigo 5 mil patentes, a diferencia de las cinco o 10 patentes que tenían estos aparatos hace una década.




Este es el resumen del artículo "Primero la patente, luego el prototipo" publicado en Agosto 2012 en la revista Business Week.

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